El fenómeno está comenzando a afectar, y diría que no para mejor, a muchos buenos restoranes de Isidora Goyenechea: se están empezando a transformar, en mayor o menor grado según los casos, en una especie de "casino" de ejecutivos de la zona, que ha crecido enormemente en este tipo de especímenes. Por eso, ir a almorzar a este sector suele alterar el disfrute al que a uno lo tenían acostumbrado, con tranquilidad, buen servicio y atención al detalle de los platos.
La situación no es suficiente como para alterar seriamente la calidad de algunos emblemas, como Le Due Torri. Pero hay que prestar atención y prevenir deterioros.
La lógica del desafío impone, por ejemplo, simplificar la oferta de antipasti, prefiriendo los menos elaborados que, ante la avalancha, pueden reponerse más fácilmente. Un plato normal de antipasti fríos y calientes cuesta $12.250, lo que no es poco. Esta vez optamos por un poco de jamón serrano, algo de salmón, alcachofas, lengua (muy bien hecha), espárragos y un trozo de rica pascualina fría. Había además cantidad de mariscos y cebiches, más algunos antipasti calientes que eran, más bien, platos (varias cosas cremosas y gratinadas...).
De la enorme carta, los comensales que nos rodeaban pedían muchas pastas, que son, por cierto, una especialidad. Nosotros optamos por uno de los clásicos, para comenzar, los cappelletti in brodo, rellenos con pollo muy bien aliñado, en rico caldo ($10.250). Se nos produjo luego lo que algunos llaman "el embarazo de elegir" ante esa carta tan nutrida... Por eso optamos por uno de los platos del día, que eran ravioli rellenos con loco y salsa de mariscos, pero, oh, se habían acabado. Cambiamos por ternera al horno, para pasar de una pasta al segundo plato; pero tampoco había. Nos resignamos entonces a ordenar una pasta que no era del día (fettuccine al salmón con algo de caviar y mucha crema; $12.750), que nos parecieron satisfactorios. Y para consolarnos de la falta de ternera, pedimos otro "plato del día", los cannelloni rellenos con ella ($15.900). Pero aquí nos trancamos: no llegaban. Los mozos desplegaban una actividad tan frenética como acrobática para atender al gentío. Al cabo, nos informaron que la cocina estaba a punto de colapsar, y que nuestro plato se estaba gratinando... Llegó, claro; pero no estaba suficientemente gratinado, a pesar del esfuerzo; ni siquiera muy caliente. Y, sin embargo, satisfactorio.
Cuando logramos atraer la atención de un mozo, pedimos finalmente postres: buen tiramisú a la chilena ($5.500) y zuppa inglese sin lactosa (no había de otra), que resultó muy buena ($5.500).
La reserva de mesa nos condujo a una interior y algo encerrada, habiendo a la vista otras desocupadas en la sala de entrada. Quizá cuál sea el criterio para asignar las reservas... Ya no quisimos saber. Por favor, administración: atención a todo esto.
Isidora Goyenechea 2908, Las Condes. Teléfono 2 2231 3427.