El Mercurio.com - Blogs : Querella y libertad de expresión
Cartas
Sábado 04 de junio de 2016
Querella y libertad de expresión
Señor Director:
No comparto la posición de tantos comentaristas respecto de que la querella de la Presidenta constituye un atentado a la libertad de expresión. Más bien vislumbro un intento de cercenar derechos inalienables y consagrar prerrogativas arbitrarias.
Reconozcamos que es procedente, conforme a nuestra legislación, el ejercicio de la acción, como expresamente ha señalado el juzgado respectivo. Si tal derecho existe, entonces sería nuestra legislación la que contemplaría facultades o derechos que atentan contra la libertad de expresión, cosa que tales análisis no se han atrevido a señalar.
Lo que parece más cuestionable es que se postula la existencia de un estatuto, absolutamente excepcional -que hoy la ley no contempla-, en que una autoridad no tendría la posibilidad de entablar acciones judiciales por delitos de injurias y calumnias proferidos en su contra con publicidad, y los medios de prensa y sus periodistas -a diferencia de cualquier otro ciudadano- acceden a una posición que los hace inimputables por sus actuaciones que atentan contra la honra de esa autoridad. Con otro grado de sofisticación, se exige, también en forma excepcional, para la comisión periodística del delito, un grado de malicia o dolo especial que, al parecer, no se exigiría respecto de los mismos delitos cometidos por otros o respecto de otros. No se aclara cómo se resuelve la comisión de delitos contra la honra cuando autor y víctima son algunos de estos seres excepcionales denominados periodistas u hombres de prensa y quienes se entienden pertenecer a tal selecta congregación, que les permitiría excluirse del régimen de la responsabilidad común por la comisión de ilícitos.
Autorizar a la prensa a acceder a posiciones de tan excepcionales privilegios, prerrogativas o prebendas, de los que carecemos todo el resto de los ciudadanos, es algo que merece un mayor y mejor debate ciudadano y que no puede ser impuesto por instalaciones comunicacionales.
Señalo, finalmente, que la democracia, antes que nada, exige obligaciones, responsabilidad y aportes, incluso de la prensa. Se aleja de aquello pretender privilegios o impunidad.
Tomás Aylwin Bustillos
Abogado