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Cartas
Domingo 29 de mayo de 2016
Puntales necesarios
Un país con nuestro nivel de desarrollo ya hizo las reformas estructurales que en alguna fase de nuestro progreso fueron cruciales para el crecimiento económico. Hoy, y al igual como ocurre con muchos países más avanzados, el crecimiento no depende de un gran cambio, sino de una serie constante de ajustes que, combinados y complementándose, nos permitan hacer mejor lo que sabemos hacer y cómo hacer cosas nuevas. Estas son las medidas que estamos impulsando como gobierno, fruto del diálogo con diversos actores.
Si hoy ponemos a la productividad como foco de nuestros esfuerzos es porque ya tenemos una serie de elementos que son necesarios para crecer. Muchos de ellos están tan internalizados que no siempre somos conscientes de su importancia. No son factores suficientes, pero sin ellos es difícil pensar en un país desarrollado.
Tenemos una institucionalidad macroeconómica bien organizada y que funciona tanto en épocas normales como en tiempos de volatilidad. La regla de balance estructural y los fondos soberanos constituyen un gran activo que ha cruzado gobiernos y vaivenes políticos. También es central la iniciativa exclusiva del Ejecutivo en materia de tributos y gastos, y la restricción del endeudamiento de agentes descentralizados, como los municipios. Sin esto, el control presupuestario sería una ilusión. Junto con ello, la autonomía del Banco Central es clave. Tener metas de inflación creíbles y un tipo de cambio flotante ha contribuido a la estabilidad y a enfrentar con éxito los shocks externos.
Tenemos también un conjunto de reglas que se respetan, que resguardan la fe pública y la certeza jurídica; que garantizan los derechos de quienes son objeto de procedimientos de investigación y sanción; que velan por la libre competencia y el emprendimiento. Tenemos también nuevas regulaciones para el financiamiento de la política. Esto nos ha permitido mantenernos entre los países con mayor libertad económica del mundo, según diversos estudios.
Ser un país integrado al mundo es parte de la estrategia para crecer. Tenemos aranceles muy bajos, acuerdos de libre comercio con el 80% del PIB del mundo y nuestra inserción financiera nos permite acceder a financiamiento en forma conveniente. Recientemente hemos firmado el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, conocido como TPP, que esperamos sea ratificado por el Congreso. Ser abiertos ayuda a la competencia e impone gran disciplina.
Otro factor para el éxito económico es un Estado efectivo y mercados dinámicos, que se complementen y no se obstruyan entre sí. Es básico reconocer que el Estado tiene un rol insustituible en la regulación, la fiscalización, la provisión de bienes públicos y la coordinación. El Estado también puede ser clave como actor en casos específicos, como lo hizo en el caso del gas natural licuado, por ejemplo. El sector privado, por su parte, cumple un papel irreemplazable en identificar oportunidades, desarrollar negocios, abrir nuevos mercados, todo por cierto sobre la base de la justa ganancia. Sin ella, no hay incentivos para tomar riesgos, invertir y generar empleo. Y sin un sector privado vigoroso es difícil imaginar cómo crecer.
El respeto a la propiedad privada es otro elemento importantísimo en cualquier economía exitosa. Al igual que como ocurre en las Constituciones de muchos países desarrollados, en Chile el derecho de propiedad está protegido de manera robusta, incluida la regulación constitucional de las expropiaciones.
Estos cinco elementos son activos fundamentales para el buen funcionamiento de la economía, y los tenemos que cuidar. En medio de la estridencia que vemos en nuestro debate público, volver la mirada a la solidez de nuestras bases institucionales ayuda a enmarcar mejor la ruta que estamos siguiendo.
Rodrigo Valdés
Ministro de Hacienda