Señor Director:

En los últimos días se conoció una propuesta de gratuidad para Transantiago (para buses y metro) por parte del director de Metro y académico UC Juan Carlos Muñoz, cuya propuesta ha generado reacciones a favor y en contra. En ese contexto me permito expresar las siguientes reflexiones.

Primero, una eventual gratuidad solo sería atractiva para quienes circulan a pie o bicicleta. Transantiago hoy no ofrece la calidad de servicio que invite al automovilista a bajarse de su vehículo; por tanto, no sería una medida que reduzca el actual escenario de congestión vehicular, si ese fuese el objetivo.

Segundo, la gratuidad del transporte público no significa equidad, ya que esta solo será posible cuando el sistema posea una cobertura y calidad de servicio (en tiempo y frecuencia) igual para todas las comunas y todos los ciudadanos de Santiago. Por el contrario, gratuidad en el escenario actual significará colapso de buses y metro, lejano a la idea de equidad esperable.

Tercero, más que gratuidad, se deben resolver los problemas de cobertura y calidad. Para Santiago, el metro es su columna vertebral, no el sistema rodado en superficie, por más que insistan en ello las autoridades y el Ministerio de Transportes.

Finalmente, para que Metro mantenga su calidad de servicio y se transforme en herramienta de equidad social, el Estado debe apurar la definición de las futuras líneas. Santiago debe sumar al menos 100 km de la red subterránea en las próximas dos décadas si quiere evitar una profunda crisis del transporte público en el mediano y largo plazo.

Julio Nazar Miranda
Profesor e investigador Facultad de Arquitectura y Arte Universidad del Desarrollo