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Cartas
Viernes 13 de mayo de 2016
Cabildos bienvenidos
Señor Director:
Bienvenidos los cabildos que están proliferando en Chile para estudiar la Constitución proyectada, porque a través de ellos y con ellos el país se ha puesto a pensar. "Toda auténtica actividad humana es diálogo... Una conciencia no es capaz de un acrecentamiento de ser que no lo deba, sobre todo, a un diálogo con otra conciencia", dice Jean Lacroix, filósofo francés
Es en esta perspectiva que debemos situar el fenómeno que significa el extraordinario auge de los cabildos propuestos para estudiar la proyectada nueva Constitución.
Estos cabildos son reuniones de personas reflexionando sobre un tema preciso, en función de propuestas adecuadas. Esta reflexión es gratuita y constituye por eso la forma más perfecta del ejercicio de la política, que, más allá del poder, busca desinteresadamente el servicio, y ajena a fines individuales de provecho propio, se inserta en la búsqueda del bien común. Y en este caso es el más alto servicio porque tiene que ver con la forma misma en que deseamos que se organice nuestro Estado y, por ende, se eleve nuestra sociedad.
Los miembros de estos cabildos van así descubriendo -a través de un diálogo creador- a la vez sus ignorancias, la existencia y realidad de los valores, desvalores y a-valores encarnados en las instituciones que rigen su vida diaria. Van descubriendo al "otro". Los habitantes de un edificio, que hasta ahora solo se saludaban en el ascensor, al reunirse se redescubren, comparten. Los vecinos, los conocidos casuales, los interesados múltiples que han acordado formar un cabildo van abriéndose a la maravilla del pensar en equipo, van ampliando sus universos de solidaridad y de participación, van aprendiendo que una tarea propia del ser humano es dialogar con el otro, darle pensamiento a la vida.
También van descubriendo a Chile. Porque el sistema de mercado en que estamos insertos nos ha situado en una forma de vida individualista en que no hay un "prójimo", sino un "próximo competidor", al que hay que enfrentar, que temer y que tratar de vencer. Y en el Chile donde estos cabildos van a la vez revelando e intentando conformar, predominan las personas, su dignidad, su confiabilidad, y no sus economías y sus áreas de poder. Comienza a despuntar la idea y tal vez el propósito de un país común de iguales.
Por su mismo elevado número y la transversalidad de sus componentes, estos cabildos son por lo tanto ampliadores de conciencia ciudadana, constructores de ciudadanía. Y ese será a fin de cuentas el gran producto de estos cabildos.
Marta Cruz-Coke de Lagos