La historia que desarrolla esta película abarca seis meses. Contrasta un verano luminoso con un invierno frío y lluvioso, justo antes de la Navidad del 2010. El espacio es Milán y sus alrededores, la región más rica de Italia.
Pero no es una historia, sino tres. O, mejor dicho, una misma situación, desarrollada desde tres puntos de vista, además de un epílogo que abrocha el conjunto. En la primera secuencia -una especie de prólogo breve-, un equipo de mozos desarma las mesas de un banquete con que se ha celebrado el fin del año escolar del Instituto Gregorio XIV. Uno de ellos concluye su jornada y parte con su bicicleta. En la oscura carretera lo golpea un auto SUV, que se aleja rápidamente.
Lo que sigue son tres capítulos de extensiones cercanas a los 30 minutos. El primero se centra en Dino Ossola (Fabrizio Bentivoglio), un agente inmobiliario que se tienta con la especulación financiera cuando conoce al millonario Giovanni Bernaschi (Fabrizio Giffuni), padre de un amigo de su hija Serena (Matilde Gioli). Asediado por el posible fracaso de su inversión, Dino apenas se entera del accidente del ciclista, en el que pudo participar su hija.
El segundo capítulo es de Carla Bernaschi (Valeria Bruni Tedeschi), la bella esposa del millonario, cuya vida parece vaciada después de renunciar a una carrera teatral a cambio de un matrimonio opulento. Capturada por su angustia, Carla tarda en darse cuenta de que su hijo Massimiliano (Guglielmo Pinelli) ha podido estar envuelto en el accidente junto con su amiga Serena. La tercera parte es justamente el punto de vista de Serena, la única que conoce el secreto del atropello.
La estructura ingeniosa del relato hace posible que el misterio del accidente se instale poco a poco en el centro de los problemas de los personajes, en lugar de invadirlo desde el comienzo. Pero el cineasta Paolo Virzi lo utiliza también para escarbar en las vidas íntimas de cada uno, dominadas todas por el peso abrumador del
establishment. Lo importante no son solo las diferencias entre los puntos de vista, sino sobre todo los secretos con que tratan de desviarse del sistema en que viven, una red opresiva de la que, sin embargo, no pueden escapar.
No es una casualidad que la historia de Carla, acaso la más compleja y desgarradora, tenga que ocupar el centro del metraje: allí se encuentran las claves más profundas de
El capital humano. Lo que la forma narrativa escogida por Virzi sugiere es que cada sujeto es una historia, aunque todos están atados por una cuerda invisible que no es el destino, sino el sistema.
Il capItale umano.
Dirección: Paolo Virzi.
Con: Fabrizio Bentivoglio, Valeria Bruni Tedeschi, Matilde Gioli,
Fabrizio Giffuni, Valeria Golino, Guglielmo Pinelli.
111 minutos.