La arquitectura chilena reciente se ha destacado a nivel internacional por la calidad de sus profesionales, que han recibido en los últimos años sucesivos reconocimientos en los circuitos especializados más importantes, y que hoy corona un prestigio y visibilidad notables con la entrega del máximo galardón de la arquitectura a Alejandro Aravena, en la ceremonia que se realizó este lunes por la noche en el edificio de Naciones Unidas de Nueva York. Este reconocimiento es sin duda histórico, y es un honor y motivo de profundo orgullo para nuestra cultura.

Los méritos de Alejandro Aravena han sido reconocidos transversalmente más allá del ejercicio de su propia disciplina. Él ha construido una carrera brillante, sin parangón en el medio local. La calidad de su obra -realizada en conjunto con su oficina Elemental-, su potente discurso y su inusual capacidad analítica le han permitido comunicar el valor integral de la arquitectura, entregando propuestas creativas a los problemas diversos que enfrenta nuestra sociedad. Como lo ha relevado el propio Aravena, posiblemente en aquellos problemas se encuentran oportunidades únicas para entregar soluciones que contribuyan a un bien social mayor, y a través de la excelencia en esta disciplina combatir la inequidad, mejorando la calidad del entorno construido y, en consecuencia, la calidad de vida de las personas.

Este premio también nos impulsa a seguir mirando el rol del Estado en el fomento y desarrollo de la arquitectura y a dimensionar si todos aquellos logros y reconocimientos internacionales son efectivamente perceptibles en nuestra vida cotidiana, en la construcción de nuestra identidad y en el desarrollo cultural de la nación. La arquitectura es una importante manifestación de nuestra cultura que aúna condiciones únicas que tienen un impacto e interés innegablemente públicos. El adecuado fomento de esta disciplina creativa debe ser visto no solo en el contexto del desarrollo de la cultura y las artes, sino también como una inversión social, ya que el fomento de la creatividad y la innovación puede tener consecuencias reales en el entorno y en el desarrollo de nuestra sociedad.

En sintonía con estos principios, el Consejo de la Cultura, a través de su área de Arquitectura, ha buscado contribuir al fomento de esta disciplina, instalando su promoción y difusión como una importante expresión cultural. Iniciativas como la promoción y el perfeccionamiento de los concursos públicos de arquitectura en el ámbito de las compras públicas; las acciones de difusión y promoción de la calidad de la arquitectura; la difusión de su importancia y valoración social, o las importantes iniciativas para su internacionalización, son parte de los ejes centrales de nuestro trabajo.

El decidido interés del CNCA en el fomento de la arquitectura, que motivó la creación, hace cinco años, de un área especializada con fondos propios y que ha encabezado procesos tan relevantes como el concurso arquitectónico del Teatro Regional del Biobío, se recoge también en la indicación sustitutiva al proyecto de ley que crea el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, donde ocupa un lugar destacado, junto a las otras disciplinas artísticas. Con esto, vemos que el Estado es ejemplo y promotor para que nuestra arquitectura sea un importante bien cultural al servicio de nuestro desarrollo.

Ernesto Ottone Ramírez
Ministro de Cultura