Este robusto drama del cineasta sueco Ruben Östlund se mete, como en otras de sus películas, en los entresijos de esos pequeños actos que tienen la capacidad de modificar la vida. La premisa narrativa es sencilla: un matrimonio con dos hijos menores toma unas vacaciones de cinco días en el centro de esquí de Les Arcs, en los Alpes franceses.
Östlund presenta el complejo vacacional con estudiada majestuosidad. Los planos distantes están organizados para contrastar la magnificencia de las montañas con las lucecillas de los albergues, los andariveles, las explosiones controladas. Esa orquestación es el reflejo de una naturaleza dominada por el hombre, el lugar seguro a donde un matrimonio burgués, solvente y armonioso, puede retirarse para descansar y disfrutar. Pero al mismo tiempo anticipa que en ese lugar va a ocurrir algo tremendo, algo que en algún nivel vendrá a romper las armonías aparentes.
En el segundo día, la familia almuerza en una terraza frente al paisaje imponente de una montaña. Una explosión produce una avalancha controlada. Pero de pronto el torrente de nieve parece desbordarse y se precipita sobre la terraza. El padre, Tomas (Johannes Bah Kuhnke), huye despavorido. La madre, Ebba (Lisa Loven Kongsli), se aferra a los niños y no logra salir. El polvo de nieve se disipa: nadie está dañado, no ha sido la avalancha, sino solo la nube que la precede. La familia vuelve a reunirse en la mesa.
Pero ya no es lo mismo.
Esto ocurre antes de los 15 minutos de un metraje de 120. Por la noche, cenando con otra pareja, Ebba menciona la huida de Tomas durante la avalancha. Él lo niega, no cree haberlo vivido de esa manera, describe la situación como una discrepancia de puntos de vista. A partir de ahí, la "discrepancia" avanza en extensión y grosor, y hasta alcanza a una pareja de amigos que los visita en los últimos tres días.
Östlund sigue este drama interior con actitud de entomólogo: distancia, frialdad y atención a las pequeñas inflexiones en las conductas. La historia evoluciona hacia la crisis del matrimonio, el quiebre de las certidumbres e incluso la disolución de los protagonistas. Lo que pareció un acto instintivo, incontrolable, se ha convertido en una duda ardiente que lo atraviesa todo.
Ciertos tópicos simplificadores -el papel del hombre, el modelo del matrimonio, las relaciones filiales- emergen en algunos momentos, pero no llegan a apagar la tensión incesante que va por debajo del relato, cuyo ciego desenlace es una enigmática y brillante secuencia final. Östlund puede no ser muy económico, pero su parsimonia es necesaria para transmitir el espesor acumulativo del drama.
Force majeureDirección: Ruben Östlund.
Con: Johannes Bah Kuhnke, Lisa Loven Kongsli, Vincent Wettergren, Clara Wettergren, Kristofer Hivju, Fanni Metelius.
120 minutos.