La palabra "dios" es una de las más repetidas en "Batman vs. Superman", y el uso del término no es vano, porque refleja la aspiración final de un género basado en personajes de historietas.
Personajes que son ángeles caídos, divinidades perseguidas, mutantes con cargo de conciencia y, en último término, representación de alguna figura religiosa.
El superhéroe no sabe si asumir su carga como tragedia o misión, y tampoco si hundirse en su condición o bien salvar al mundo, y en un momento de rabia, quizás, lo contrario: destruirlo. Por eso sus pesadillas y sueños recurrentes y premonitorios, y por eso la pesadumbre, oscuridad y el sino trágico de alguien que no es normal ni corriente.
El problema es que la sociedad de los normales y corrientes es más compleja, difícil, traidora y cambiante que el propio superhéroe, y así como un día les reza y los necesita, al otro los repudia, castiga y crucifica.
Gracias a este relato el cómic ha construido su propia iglesia, donde hay abundancia de superhéroes, santos y mártires, y ha diseminado su mensaje por revistas, la televisión y siempre por el cine.
Lo hizo a partir de una matriz religiosa y lo que anuncia "Batman vs. Superman" es la próxima oleada. En unos meses "Suicide Squad" (2016) y para los próximos años "La mujer maravilla" y luego "La liga de la justicia" I y II, porque el universo de DC Comics se está expandiendo, y así vuelve al origen, con una película con algo de
remake; pero piensa en el futuro, con un final que anuncia la continuación; y así se forja una nueva cruzada comercial y evangelizadora, donde obviamente está todo reunido, mezclado y untado.
"Batman vs. Superman" es precuela, secuela y
spin off.
Son ciudades atacadas por el terrorismo internacional y planetario. Las imágenes remiten a las Torres Gemelas y a su polvo, restos y memoria. Y la respuesta está en Estados Unidos, el país salvador del mundo, y en manos de sus mejores héroes que se enfrentan por el tipo de solución, que va desde la salvación artesanal a la final.
La película es un producto de masas que forjó una feligresía multitudinaria y que no se conforma, por cierto, con un relato de efectos especiales, buenas imágenes y una decidida energía narrativa.
Eso ya es bastante y tampoco se puede pedir más, pero esos componentes no son suficientes ni satisfactorios, y por eso el ejemplo de lo repetida que está la palabra "dios", porque ahí está la prédica y la ambición del cómic.
En "Batman vs. Superman" se trenza la aventura fantástica más sus imágenes y sonidos, que es lo relevante, con solemnidad, ceños adustos, gestos grandilocuentes y cháchara sobre el origen y destino del hombre.
Es por eso que los diálogos humorísticos, lamentablemente escasos, se reciben con ansias y alivio, porque en la autoconciencia del material está la única verdad revelada: un combo calórico vistoso, millonario y a la moda, pero también pasajero, huero y poco importante.
"Batman vs. Superman. Dawn of Justice". EE.UU., 2016. Director: Zack Snyder. Con: Ben Affleck, Henry Cavill, Amy Adams. 153 minutos. TE+7.