Por el espejo retrovisor de "Carol" se distingue nítidamente "Lejos del cielo" (2002), y en cierta forma se trata de un díptico del director Todd Haynes, realizado con más de una década de distancia.
Es otra la cocción y mezcla, pero se reconoce tanto la receta como los ingredientes.
Es la repetición de una fórmula similar y la intención de reproducir un melodrama intenso y elogiado tanto por la historia como por una brillante artesanía en la producción.
"Carol" también está ambientada en los años 50, pero no se trata de un suburbio de Connecticut, sino de la gran ciudad de Nueva York. Ahora el foco no está entre el racismo y el homosexualismo de un personaje, sino en el lesbianismo. Y en ambas películas destacan la dirección de arte, el vestuario y el cuidado diseño de los escenarios.
La búsqueda de una receta y su repetición es lo que busca el cine industrial de Hollywood y en realidad de cualquier parte, y ha sido así desde siempre: la fórmula y su estruje. Solo que en algunas ocasiones resulta y otras veces no llega, y "Carol" no es un desaguisado de ningún modo, pero sí es un caso de desarrollo frustrado y esplendor marchito.
Carol Aird (Cate Blanchett), la protagonista, es rica, glamorosa y ahora una clienta de los grandes almacenes. La dependienta que la atiende, Therese Belivet (Rooney Mara), parece quebradiza, tímida, aspira a ser fotógrafa y vive modestamente.
Lo que unirá a ambas mujeres es un guante olvidado y recuperado, que en el fondo es excusa para algo aún indefinible en la joven Therese, pero no en Carol, una mujer madura de presencia felina y decidida.
La película no se construye sobre una disparidad y desequilibrio notorios entre ambas mujeres. Un dato evidente que le habría otorgado a la pasión grados de tensión y gotas de maldad, por ese duelo de roles entre la cazadora y su presa.
Pero "Carol" no se hace adulta ni densa en la relación amorosa.
Se hace liviana, anecdótica y muy turística de los años 50, porque gira y gira por las ropas, autos y adornos de entonces.
Y la única duda ya no es sentimental ni psicológica, sino más bien elemental y básica: en qué momento se van a ir a la cama.
Una vez resuelta la duda física, la película deja de hacer preguntas y se presenta como lo más obvio: un alegato contra la represión, la angustia de ser lesbiana y el derecho de vivir según los impulsos naturales.
Los personajes de Carol, Therese y también de Abby (Sarah Paulson), lesbiana decidida y asumida, son personajes valerosos, transparentes y lúcidos.
El resto del reparto, desde luego los personajes masculinos, pertenecen a categorías menores y son incapaces, brutos y tramposos.
El mundo es demasiado fácil de descifrar y entender, porque el drama se suaviza, las frustraciones se alivianan, la película se ablanda y al final nada era para tanto.
"Carol". EE.UU.-Gran Bretaña. 2015. Director: Todd Haynes. Con: Cate Blanchett, Rooney Mara, Kyle Chandler. 118 minutos. Mayores de 14.