Señor Director:
Temo que el agente
José Miguel Insulza confunde las cosas (es de suponer que involuntariamente) en su columna de ayer, en la que se refiere, en parte, a mis propias opiniones.
Desde luego, insiste en que son los tribunales los que deben juzgar conductas como las del ex senador Longueira u otras similares. Y eso es cierto. Pero lo es en lo que respecta al juicio jurídico, no al político. Y de lo que se trata en el caso del ex senador, y en otros casos similares, es de emitir una crítica o juicio político. La confusión (es de esperar que involuntaria) entonces salta a la vista: el agente Insulza esgrime un principio jurídico para evitar emitir un juicio político. Eso no parece razonable en un político de su prestigio que aspira, según ha dejado ver, a conducir el país.
De otra parte, es verdad que el concepto de clase política se acuñó por los críticos de la democracia liberal. Pero eso hace aún más desaconsejable la actitud del propio agente Insulza: omitir toda crítica respecto de la conducta de un político que aspiró a la presidencia de la República mientras mantenía una conducta incompatible con ella, es el tipo de actos que abona la afirmación de que en Chile parece haberse conformado una élite distante de la ciudadanía (¿la clase política?), extremadamente comprensiva consigo misma y carente de sentido crítico respecto de los actos de sus miembros.
Carlos Peña