En esta película hay una secuencia con un baile espontáneo e informal que protagonizan tres ingleses en una cafetería de París.
Los que participan son personas de más de 60 años y el primero en salir a la improvisada pista es Nick Barrows (Jim Broadbent), un profesor de filosofía al que acaban de despedir y se autodefine como anarquista de izquierda.
Lo sigue su esposa Meg (Lindsay Duncan), también profesora, con la que lleva 30 años de casado y de Birmingham se trasladaron en tren a la capital de Francia porque en esa ciudad fue su luna de miel.
Al final se integra Morgan (Jeff Goldblum), un viejo amigo de Nick de cuando estudiaban en Cambridge y eran más bien revolucionarios, vendían periódicos en las fábricas y dudaban, pero algo querían: cambiar al mundo. Morgan, ahora un escritor famoso, reconoce en Nick a su mentor y como por casualidad lo encontró en una esquina de
París, lo invitó a su gran departamento en calle Rivoli.
Es evidente que el mundo cambió al trío y lo que respiraron y leyeron en los años 60 y 70, es una bruma que quedó perdida en la noche del tiempo, las ideologías y el pasado.
Estos tres personajes son los que dan los pasos, vuelven a trinar los dedos y reproducen un baile que Nick acaba en ver en la televisión. En realidad en una película de la Nueva Ola -"Bande a part" (1964) de Jean-Luc Godard- de cuando él era joven y ese baile representa ideales, cultura, sueños, anarquismo y la batería de nombres que se fue gastando.
El último nombre que les queda a Nick y Meg los ha mantenido unidos por tres décadas: puede ser el amor, quizás el odio y se puede vivir con la tercera alternativa que es la de no preguntar ni saber.
Esta película es de ingleses en París, pero no es una comedia romántica y está lejos de la estética y el estilo del exótico, turístico y dulzón Hotel Marigold, una suerte de Isla de la Fantasía para viejos angloparlantes que buscan en la India segundas y terceras oportunidades.
"Fin de semana en París" es lo opuesto: es una historia que se resiste a la simpatía, nunca deja de ser tensa y hay diálogos descarnados, confesiones demoledoras y en ocasiones es patética por sus arrestos juveniles.
Sin embargo, Nick y Meg tienen sus momentos: una cena, un vaso de buen vino y la vista de la ciudad desde el cerro de Montmartre.
No es una pareja encantadora y tampoco hay química entre ellos, porque solo quedan los restos de algún ácido y el sexo es un terreno irónico, seco y vacío.
Sin embargo, hay cosas por rescatar: la fidelidad, pese a los engaños; la complicidad que dan las décadas; el temor de quedarse sin nadie y tantos defectos compartidos y vividos.
El viaje y la celebración del trigésimo aniversario serán una prueba de fuerza, y así es como "Fin de semana en París" filma las líneas de la mano de un matrimonio: juntos, separados o bailando.
"Le Week-End". Gran Bretaña-Francia, 2013. Director: Roger Michell. Con: Jim Broadbent, Lindsay Duncan, Jeff Goldblum. 89 minutos. TE+7.