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Editorial
Martes 01 de diciembre de 2015
Complejidades del escenario económico
La pronunciada desaceleración de nuestro crecimiento económico aconseja, desde luego, evitar un giro brusco en la política monetaria...
Honesta es la visión planteada por el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, en su reciente entrevista con "El Mercurio". Aborda Vergara en detalle las complejidades que nos presenta la coyuntura económica tanto externa como interna, sin eludir temas que suelen ser incómodos, como la prolongada caída en las expectativas económicas que muestran las encuestas y la persistencia de una inflación superior a la prevista por el Banco Central. Su mensaje, sin embargo, es tranquilizador: sin desconocer los problemas, hace ver que las autoridades a cargo están trabajando por resolverlos.
En opinión del timonel de la política monetaria, "las expectativas son peores que la realidad" y, pese al derrumbe del cobre, no hay recesión, el desempleo sigue bajo y el déficit externo es mínimo. Tal vez la desazón que parece embargar a nuestros empresarios y consumidores provenga de la percepción de que ya no serán posibles las políticas fuertemente expansivas del presente año. El presupuesto fiscal recién aprobado para el 2016, pese a contemplar una expansión saludablemente moderada en el gasto público, prevé un déficit superior al 3% del PIB, lo que de perdurar provocaría un endeudamiento excesivo. La política monetaria, responsabilidad del Banco Central, es caracterizada por el propio Vergara como de estímulo "altísimo", lo que hace prever sucesivas alzas en los intereses. El temor que ronda en los mercados es que la economía chilena, sin la ayuda del cobre, sin los estímulos fiscales y monetarios, y sin adecuadas políticas procrecimiento, podría seguir indefinidamente arrastrándose en torno a un crecimiento del 2% anual.
La incertidumbre reinante ha elevado fuertemente el precio del dólar. En principio, ello es positivo porque estimula la inversión y el empleo en sectores orientados a las exportaciones no mineras. Pero su efecto puede ser anulado por la inflación. El presidente del Banco Central reconoce que el IPC ha superado sus estimaciones y vaticina que tomará varios meses más en volver al rango de 2 a 4% al que apunta la autoridad. Mientras tanto el dólar ha seguido presionando -en lo corrido del mes acumula un alza de 20 pesos- y los salarios suben más que la productividad. Desde luego, si en esta materia la autoridad monetaria es vista como vacilante o contemporizadora, el riesgo es que las expectativas de inflación se "desanclen", esto es, que los mercados pierdan fe en su capacidad o voluntad de mantener la inflación a raya.
Anteriores declaraciones del propio Vergara habían hecho creer que podría considerar oportuno intentar frenar el dólar interviniendo en el mercado cambiario, lo cual habría probablemente sido inútil o contraproducente. En la entrevista en comento, acertadamente desmiente esa interpretación. Para la inflación no hay mejor medicina que aumentar el costo del crédito. En la región, Brasil y Colombia han tenido ya que elevar significativamente sus intereses. Tal vez el presidente del instituto emisor debería hacer ver con más claridad que solo por esa vía podrá compatibilizar un dólar saludablemente alto con un IPC bajo control.
La pronunciada desaceleración de nuestro crecimiento económico aconseja, desde luego, evitar un giro brusco en la política monetaria. El consenso es que el crecimiento se situaría en el presente año en torno al 2% y que en el próximo sería tan solo levemente superior. Los índices sectoriales recién publicados por el INE sugieren que en octubre la actividad industrial y comercial siguió muy débil. Parte del problema se explica por la caída del cobre, pero la actual falta de confianza en el futuro de la economía nacional es un grave obstáculo para la reactivación. Rodrigo Vergara apunta a la raíz del pesimismo cuando echa de menos políticas para impulsar un mayor crecimiento potencial y sostiene que es posible encontrar fórmulas que subsanen algunos de los reparos que ha merecido la reforma laboral en trámite. Es de esperar que el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, despliegue en ello la misma habilidad e imaginación que ha demostrado en la conducción de las negociaciones políticas para aprobar las leyes de presupuesto y reajuste salarial de los empleados públicos.