Cuando la revista "Science" eligió el logro más importante de 2013, concluyó así la justificación: "Incluso en el estado fluido en que se encuentra el estudio del cáncer hoy, esto sí que es seguro: se ha cerrado un libro y uno nuevo se ha abierto".
El libro que se ha abierto, el descubrimiento clave 2013, fue la terapia inmunológica contra el cáncer.
El bioquímico Álvaro Lladser me la explicó. ¿Podríamos curar todos los cánceres? "Todos", me dijo. Y nos miramos, presintiendo ambos la urgencia de la tarea.
El Dr. Lladser investiga lo que falta. Trabaja en la Fundación Ciencia & Vida en la calle Zañartu, ahí donde el bioquímico Luis Burzio y su equipo han llegado a anular la multiplicación de las células de un tumor. La fórmula está pasando las pruebas de primera fase en los EE.UU. Todo logrado en Chile.
Este lugar de Ñuñoa, que brota de la fuerza de Pablo Valenzuela y Bernardita Méndez, parece un búnker contra la enfermedad.
El enfoque de Lladser difiere del de Burzio. El sistema inmune del cuerpo normalmente puede atacar las células del tumor, pero las deja pasar, las siente propias y no las destruye. Pero esto se puede cambiar. Se cierra un libro, como dice "Science".
Lladser prepara ejércitos de linfocitos T especializados en atacar el cáncer de cada paciente.
Logra generar linfocitos T especialistas contra el propio tumor. Lo atacan y lo destruyen, a una velocidad impresionante. Es el nuevo libro abierto.
Pienso en familiares que se podrían haber salvado. Yo mismo, podría haber evitado una cirugía. Tantos. El cáncer, la segunda causa de muerte en Chile. Pero hay que esperar.
Lladser ya sabe cómo lograr atacar directamente las células del tumor. Surge un inconveniente: ellas se defienden, instalan barreras.
Él también trabaja entonces en anular las defensas de los tumores.
Me lo explica, aparecen esos gráficos en que las células tienen puentes, puertas, cerraduras, llaves únicas. Siglas como PD1, TCR, CAR... Y uno se admira cómo pueden los científicos ir logrando a tan pequeña escala comportamientos bioquímicos tan precisos.
Son un grupo de investigadores. Saben que dos grandes laboratorios han logrado el año pasado que la autoridad estadounidense (la FDA) autorice drogas de terapia inmunológica. Pero ellos pueden hacerlo mejor, el asunto es muy complejo.
Hay que evitar algunos efectos secundarios, rebajar costos de producción, mejorar la precisión del proyectil que destruye el tumor.
Pero la esperanza agita el corazón. Me muestra a Emily Whitehead (emilywhitehead.com), un video de la primera persona en que se arriesgó al tratamiento con linfocitos T modificados genéticamente: estaba en su tercera crisis de leucemia, tenía 3 años. Hoy, limpia, cumplió 9.
Esto está en pañales. En Chile se hacen algunos ensayos clínicos. Habrá que esperar unos ... ¿diez años más?
Mientras y con urgencia, Lladser y su gente leen este nuevo libro abierto en sus manos, la terapia inmunológica contra el cáncer.