El Mercurio.com - Blogs : Iluminar el emprendimiento
Editorial
Jueves 26 de noviembre de 2015
Iluminar el emprendimiento
El país debe aprovechar y estimular ese esfuerzo, clave para nuestro futuro, pero debe también entender que aquel se desarrolla, entre otras razones, por la existencia de un legítimo afán de lucro, y aceptar que este puede generar desigualdad...
La reciente entrega de los Premios Avonni de Innovación correspondientes al año 2015 es ilustrativa de la existencia de un espacio de emprendimiento innovador que no tiene mayor visibilidad ni está presente en el debate público, pese a que está llamado a tener un impacto fundamental en el desarrollo del país. Este verdadero ecosistema requiere ser incentivado de manera adecuada, de modo de liberar las fuerzas creativas e innovadoras de una nueva generación de emprendedores en Chile.
Contrariamente a lo que surge en el debate político contingente, en el mundo contemporáneo, las posibilidades de desarrollo para sociedades de ingreso medio como la chilena se juegan mucho más en el campo de la innovación, empaquetando ciencia, tecnología, diseño y nuevos modelos de negocio, que en el terreno de la producción más tradicional en la que se ha basado su desarrollo hasta ahora. La capacidad que tenga esa nueva generación de emprendedores de acometer esa tarea con talento, perseverancia y convicción marcará el destino del país tanto o más que los sectores productivos maduros y establecidos, sin perjuicio de la importancia de estos y la necesaria modernización en la que se han involucrado.
Ello se refleja con singular elocuencia en la situación actual de la minería del cobre, buque insignia de la economía chilena de los últimos 20 años. La caída en el precio de los commodities y el impacto que eso está teniendo sobre la inversión y el crecimiento del país en general permiten comprender la fragilidad de basar el desarrollo económico solo en recursos naturales, especialmente en una era llamada "del conocimiento". Es cierto que también las actividades tradicionales se nutren del conocimiento científico y tecnológico, y que se ha generado un muy interesante ecosistema alrededor de las industrias tradicionales, en particular la minería, que está permanentemente buscando innovaciones que agreguen valor a los procesos tradicionales de explotación minera. Asimismo, todo el aparato productivo del país está repleto de interconexiones -que interactúan entre sí y también con los de otros países-, de modo que las actividades más maduras y tradicionales coexisten con las más novedosas y se nutren de ellas, pero la riqueza generada por las actividades innovadoras, especialmente las más disruptivas, es, en general, de magnitud mayor que la de las primeras.
El ecosistema chileno de emprendimiento innovador está construido sobre la base de varios componentes: universidades y centros de investigación, capitalistas de riesgo, instrumentos de fomento de diverso tipo -como los que ofrece Corfo, incluido Startup Chile-, instituciones de apoyo como Fundación Chile, empresas y emprendedores, y concursos como los Premios Avonni. Junto a los proyectos premiados que más proyección futura tienen -una familia de drogas contra el cáncer descubiertas y desarrolladas en Chile, que ha logrado ingresar a la primera etapa de pruebas clínicas en el exigente sistema norteamericano, y un proyecto que combina la energía solar fotovoltaica con la hidroelectricidad, que permitiría a la primera transformarse en energía de base por primera vez en el mundo- hay una multitud de otros que, sin recibir premios ni la atención de los medios, se desarrollan todos los días bajo la atenta mirada de sus creadores y el apoyo de sus financistas.
El país debe aprovechar y estimular ese esfuerzo, clave para nuestro futuro, pero debe también entender que aquel se desarrolla, entre otras razones, por la existencia de un legítimo afán de lucro, y aceptar que este puede generar desigualdad, que de ocurrir, no puede ser descalificada como inmerecida.