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Cartas
Viernes 20 de noviembre de 2015
Despenalización del aborto
Señor Director:
El debate actual en torno al proyecto de ley sobre interrupción del embarazo parece empantanarse por posiciones extremas y, a veces, intolerantes. Algunos, conservadores, esperan que no fructifique, aduciendo una férrea defensa de la vida, desde la concepción. En la izquierda, por su parte, se denuncia el sabotaje de uno de los proyectos valóricos emblemáticos de este gobierno.
Para nosotros, un proyecto de esta envergadura merece reflexiones adicionales y, sin duda, puede ser mejorado.
Lo primero -para reiterar lo obvio, que los conservadores se niegan a ver- es que no se trata de legalizar el aborto. Lo que se busca es despenalizar, que es algo distinto. Se mantiene el delito penal de aborto, pero se admiten tres excepciones muy acotadas, y se dan ciertas condiciones que eximen a la mujer y al médico de responsabilidad penal.
No es que se admita moralmente el aborto. Lo que sostenemos muchas personas que apoyamos esta iniciativa -aunque podamos criticar el texto concreto del proyecto- es que en estas causales, una mujer que aborta no merece pasar por un proceso judicial.
Acá vale citar a Antonio Bascuñán, cuando señala que es errónea la idea de que el derecho sea una forma institucionalizada de coacción, funcional a la imposición de un determinado orden moral. La función social primaria del derecho "es compensar la radical falta de conclusividad del razonamiento moral". En otras palabras, darles herramientas a los jueces que les permitan utilizar criterios de prudencia, y no verse obligados a condenar situaciones que son lamentables, en contextos de gran sufrimiento o abandono social, en este caso, para una mujer en particular.
Por lo demás, la ética va mucho más allá del derecho. Y la discusión moral debe ser un espacio reflexivo, laico y pluralista, representativo de la sociedad en su conjunto.
En este sentido, todo espacio de reflexión cívica -y un partido político lo es- que pertenezca a una sociedad pluralista debe asumirse desde lo laico y republicano. Un partido, aunque tenga una inspiración cristiana -a menos que asuma un carácter confesional-, no puede participar de una discusión de política pública basándose en fundamentos religiosos.
En un debate serio sobre el aborto, sobre todo frente a mujeres dotadas de libertad de conciencia, dignidad y derechos reproductivos, vulnerables y víctimas de situaciones muy injustas, no se nos está preguntando por el origen de la vida, ni por la animación, sino que se nos demandan respuestas que sean razonables y razonadas. No actos de fe.
Tampoco se trata de establecer verdades: no hay certeza del momento exacto del inicio de la vida de una persona. Hay visiones y creencias respecto de ello.
El proyecto puede ser fortalecido, y enriquecerse en aquello que adolece o está incompleto: acompañamiento para las mujeres, intervenciones en que se les puedan brindar otras alternativas antes de abortar (si el caso lo amerita), pero finalmente respeto por su decisión y seguimiento en su duelo.
Dr. Ricardo Vacarezza
Profesor de bioética Ex presidente Colegio Médico
Dra. Anamaría Arriagada
Profesora de bioética Facultad Medicina U. de Chile.
Genaro Arriagada
Ex ministro de Estado