Sergey (Grigory Fesenko), un sordomudo en un paradero, pregunta con su lenguaje de señas y porque lo tiene anotado en un papel, el camino por donde puede llegar a su nueva escuela.
Busca una institución escolar para hombres y mujeres jóvenes que comparten su discapacidad, y en "La tribu", entonces, los únicos sonidos que ingresan a la banda sonora son los del tráfico urbano, el agua de los baños, las pisadas por el pasillo, el ruido de los golpes y también algunos sonidos humanos: quejidos, vómitos, arcadas.
Esta película de origen ucraniano fue ampliamente premiada en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2014 y además obtuvo más de 20 galardones en otros tantos festivales y claro que es una curiosidad y una sorpresa por su radical decisión de contar una historia de universo silencioso.
Ese primer impacto explica las distinciones y elogios, pese a que "La tribu" no es de sutilezas ni delicadezas. No hay primeros planos, evita el detalle y todo atisbo de introspección. La película limita sus posibilidades y la opción del director Miroslav Slaboshpitsky es más bien gruesa, notoria y tosca, como si la discapacidad fuera un obstáculo que impidiera otro tipo de miradas, planos y acercamientos.
"La tribu" asume la simpleza y reducción, así diseña su espacio y capacidades y se presenta como un thriller criminal que es eficiente, básico y reconocible.
Se mantiene con los planos largos, quietos y generales, para que la película sea fácil y entendible, y para que encuentre sus fronteras en los códigos del género y es la historia de Sergey, que parte con el abuso y termina con la venganza.
La escuela es un antro criminal y hay palizas en su interior, robos en los alrededores y hasta tráfico de blancas. Una pandilla domina el lugar y a su vera las alumnas ejercen la prostitución y se ofrecen a los camioneros que se estacionan en las cercanías. Un par de profesores son los cómplices del tinglado. Los alumnos de los cursos menores son sometidos y esclavizados. Sergey, entonces, llega a una escuela infernal con la misión de sobrevivir y luego adaptarse y acostumbrarse, y lo que no estaba en sus planes era enamorarse.
Al director Miroslav Slaboshpitsky no le interesa explicar a los personajes, sino explotar lo que siente como buena idea y gran emprendimiento: una historia violenta y criminal con sordomudos jóvenes y un voyerismo inevitable, donde son numerosos los encuentros sexuales de Sergey con Anya (Yana Novikova), interna y prostituta que sueña con un pasaporte a Italia. La cámara fija e inmóvil filma unos personajes desnudos que son como los planos: largos, extendidos y tendidos.
Lo indudable es que "La tribu" luce su novedad y su opción radical, algo que le dio mérito y le proporcionó nominaciones y premios.
Lo discutible es lo que viene después.
"Plemya". Ucrania-Holanda. 2014.
Director: Miroslav Slaboshpitsky.
Con: Grigoriy Fesenko, Yana Novikova, Rosa Babiy.
126 minutos.
Mayores de 18.