Señor Director:
Respecto de la
carta enviada por el senador Ignacio Walker con motivo del simposio sobre derecho al aborto, quiero aclarar:
La manifestación de Mujeres de Blanco consistió única y exclusivamente en el levantamiento de un muro frente a la Universidad Diego Portales. Otro grupo distinto realizó una manifestación con carteles en forma espontánea, alegando la censura y lo sesgado del seminario. En ningún momento esa intervención fue plan ni parte de Mujeres de Blanco.
El acto de Mujeres de Blanco tiene un solo protagonista: Un muro. Fue en absoluto silencio, como siempre lo son nuestros actos, ya que representan el silencio del niño dentro del vientre, que no puede gritar ni correr ni escapar a ningún sitio.
Mientras se decide en un coffee break si vale la pena que viva o no, el niño arranca de las tijeras que lo cortan y lo desmiembran. Mientras se preguntan desde cuándo es persona, y la exponente extranjera del simposium le responde con una voz neutral y sumamente cívica, que "eso no es relevante", el niño intenta aferrarse a la vida desesperadamente con lo que le queda de cuerpo.
Así es; a eso le llaman succión, o dignidad de la mujer, o incluso "civilización cristiana de apertura".
Mientras los hombres se felicitan y alaban, en nuestro país muere un niño. Muere en la estación final del progresismo político y de consenso. ¿Cuál es esa estación final? Las tijeras. Las tijeras que persiguen al niño, quien sufre un brutal e indescriptible dolor.
Para que se reflexione qué es el fascismo personificado y aumentado por la cobardía de quien se construye una identidad política con la sangre de los niños.
No es que los niños dentro del vientre sean intolerantes con el consenso, sino más bien, cuando los hombres se ponen de acuerdo acerca de la vida y la tortura de los que no pueden defenderse, se vuelven tiranos.
No pierdo la ocasión para expresar mi sorpresa ante las alabanzas del senador Walker frente a un seminario al que yo personalmente asistí en silencio y respeto, anotando en mi carpeta cuidadosamente dos afirmaciones provenientes de las ponencias extranjeras:
1. Que sea o no sea un ser humano quien está dentro del vientre, es irrelevante.
2. No existe ninguna secuela psicológica post aborto, ni depresión ni alcoholismo ni tendencia suicida.
Curioso, por decir lo menos. ¿Qué les digo a tantas mujeres que no pueden dormir, ni quieren comer ni trabajar ni mucho menos ver niños? ¿Qué les digo a tantas que solo quieren morir después de haber abortado? ¿Que ese es el altísimo precio que tienen que pagar por su dignidad y por su derecho a elegir?
Y por último, si el senador Walker se dice llamar cristiano, le recuerdo un pequeño gran detalle. Cristo dijo de sí mismo: "Yo soy la Vida". El senador Walker, ¿se lo va a discutir?
María Paz Vial
Vocera de Mujeres de Blanco