Ya lo dijo su nueva administración: Chilevisión busca el rating y la masividad de la audiencia. Y eso está en la esencia de la televisión abierta. La rareza era "Tolerancia cero", un programa de análisis noticioso que hacía pocas concesiones al público masivo. Después de 16 años ha sido reemplazado por "Perros de la calle", un programa humorístico sobre actualidad que en su primera emisión -antenoche en Chilevisión- obtuvo un rating promedio de 8,6 puntos, muy parecido al promedio de 8,4 que logró "Tolerancia..." en 2015.
Si examinamos la composición de las audiencias, podemos ver las diferencias entre ambos espacios: "Perros de la calle" dobla a "Tolerancia cero" en el grupo de 25 a 34 años de edad (10,8 vs. 4,7 puntos), y es más visto en el segmento socieconómico C3 que en el ABC1; todo lo contrario de su antecesor
Humberto Sichel está a la cabeza de "Perros..." y, con una notable versatilidad, se vio muy cómodo en este nuevo registro. En ciertos momentos parecía que estábamos frente al noventero "CQC" de Mega: Iván Guerrero (clásico rostro de "CQC") se sentó junto a Sichel para explicar el conflicto de platas y bonos del Registro Civil. Pero la seriedad duró muy poco y empezó una serie de sketches en los que Rodrigo "Ratoncito" Salinas encarnó a un funcionario que abusaba y se reía de los usuarios que hacían la fila. Exagerado y burdo, hizo recordar el humor extremo del "Club de la comedia".
Lo mejor vino con la presencia del "analista Taldo Zúñiga" (el comediante Pablo Zúñiga), aquejado de un síndrome que le provoca incontinencia verbal. En medio de su análisis de la colusión del papel higiénico, le lanzaba a Sichel frases como "Nunca vai a ser igual a Matías de Río" o "mi familia está viendo Master Chef". También hubo momentos altos con el panel de asesores World Executive Advisors, WEAS (Zúñiga, Guerrero y Carolina Paulsen), que intentaron asesorar a Sichel en una supuesta carrera política. El animador reprobó todos los ejercicios por mostrarse honesto. Una parodia inteligente al mundo del márketing político.
En suma, es un programa irreverente que aunque no aprieta teclas nuevas, sabe recoger una tradición de otros espacios similares y conquistar a sus propios seguidores. Los viudos de "Tolerancia cero" deberán emigrar al cable.