En la secuencia inicial de "Spectre", en ciudad de México y en el Día de los Muertos, la cámara desciende de las alturas, se mete entre el gentío, descubre a una pareja de disfrazados, los sigue hacia un edificio y luego ascensor, pasillo y la habitación 327 y en su interior el hombre se quita la máscara de calavera: es James Bond (Daniel Craig), que ahora sale al exterior y desde el balcón pasa a las cornisas, avanza por los techos, se parapeta en un muro y desde ese lugar apunta a su blanco que está reunido en el edificio del frente.
La secuencia es buen aperitivo, tiene elegancia, humor y cierto glamour, y es lo que se espera de una película que reproduce sus platos, colores y sabores, porque la saga es una marca que se extiende por más de medio siglo; y cada película protege el menú y pueden existir adornos, guiños y variaciones, pero la carta es fija y no cambia.
Y por esta razón las comparaciones son inevitables y la serie es una provocación permanente: el mejor 007 o la chica Bond más sexy o la más vieja, y por eso el personaje de Lucía (Mónica Bellucci) en "Spectre", para que de inmediato encabece una de esas listas donde se comparan relojes, autos, mujeres, muertes, enemigos, los créditos de la película o la secuencia inicial.
Esos son los platos del menú y el ejercicio es la comparación.
Christoph Waltz como el misterioso y poderoso Franz Oberhauser, líder de Spectre, va a ocupar una posición secundaria en el menú de contrincantes, por culpa de él mismo: su personaje del coronel Hans Landa, en "Bastardos sin gloria" (2009), era el enemigo que Bond necesitaba. El de la película es un remedo de Landa y lo hizo con sus sobras.
El personaje de Q (Ben Whishaw), en cambio, ensanchó sus horizontes y más que un técnico, es lo que Bond nunca ha tenido en Inglaterra: un amigo.
El guardaespaldas Hinx (Dave Bautista), un mole de casi dos metros, reproduce otro de los platos: la pelea cuerpo a cuerpo en un tren. Partió con "Desde Rusia con amor" (1963), la de Roger Moore con Tee Hee en "Vivir y dejar morir" (1973) está en el podio y "Skyfall" (2012) se abre con un combate sobre el techo de un tren.
La guarida de Oberhauser en mitad del desierto es otro plato de fondo en la carta de Bond. No es como la isla del Doctor No y no hay duchas ni lavado previo, pero hay un Rolls Royce, dos copas de champaña y el malvado luce su mansión, sus cartas y expone su plan, porque se siente seguro.
Y la tortura al agente 007, ya en la hora de los postres, es otro imperdible y no es el rayo directo a la entrepierna de Goldfinger, pero son rayitos al cerebro.
Está la persecución en automóvil, la pelea en la nieve y claro que hay lancha, helicóptero, avión y algo de romance, cómo no.
No es la mejor de la serie y tampoco la peor.
Eso es algo de gustos y preferencias.
Lo esencial es otra cosa: la carta perfectamente corresponde, son los platos de la serie y es la colación 007.
"Spectre". Gran Bretaña-EE.UU., 2015. Director: Sam Mendes. Con: Daniel Craig, Christoph Waltz, Ralph Fiennes. 148 minutos. Mayores de 14 años.