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Cartas
Sábado 10 de octubre de 2015
Derecho de propiedad, era que no
Señor Director:
La prensa consignó ampliamente la reunión de la Presidenta de la República con un grupo de importantes empresarios en el Centro de Estudios Públicos; y destacó que nuestra gobernante dio garantías en el sentido que una nueva Constitución respetaría el derecho de propiedad. Los asistentes se alegraron y lo valoraron, yo también. Pero, la verdad, lamento que me alegre; este es un episodio muy gráfico para calibrar lo que está ocurriendo en nuestra sociedad.
Puede ser expresión de ingenuidad o idealismo, pero aspiro a vivir en un país en que la vida, la libertad individual y la facultad de cada uno de hacerse dueño de lo que produce con su trabajo sean considerados derechos inalienables, asegurados por el Estado de Derecho y fuera del ámbito de decisión de ninguna autoridad. A fin de cuentas eso es el Estado Liberal de Derecho, una forma de organización que coloca un cerco infranqueable al príncipe y su poder alrededor de estas garantías, que son los pilares fundamentales de la civilización y su progreso.
Pero entre nosotros eso no es así, por eso la Presidenta se sintió en la necesidad de decir lo que dijo y, también por eso, la primera reacción de muchos -incluido el suscrito- es agradecerlo. Seguimos estando uno o dos siglos atrás de los países del primer mundo. ¿Se imagina usted a un gobernante de Estados Unidos, Inglaterra, Francia o Australia, dando garantías de que se va a respetar el derecho de propiedad?
El problema, por cierto, es anterior y mucho más profundo que el texto constitucional actual o uno futuro eventual; que el debate constitucional en Chile, por el solo hecho de instalarse, ponga en cuestión los derechos fundamentales significa que subsiste entre nosotros el desacuerdo sobre aspectos que son la base de la convivencia pacífica y que debieran ser el consenso en que se enmarca la legítima contienda política propia de la democracia.
Un país no solo es desarrollado cuando alcanza cierto ingreso per cápita, seremos desarrollados, o podremos estar seguros de que llegaremos a serlo, el día que un Presidente nos garantice el derecho de propiedad, o cualquier derecho fundamental, y la reacción natural de los chilenos sea contestarle al mejor estilo de Barros Luco: "Era que no".
Gonzalo Cordero M.