Se ha dicho que el gobierno actual es populista, o bien, que Chile se encamina hacia el populismo. ¿Habrá exageración en las afirmaciones?, ¿vamos rumbo hacia ese tipo de gobierno?
Ha sido bastante corriente en América Latina. Por lo mismo se habla en plural: hay movimientos, líderes, prácticas políticas, se conocen desde populismos revolucionarios de izquierda hasta neoliberales, democráticos o autoritarios, militares o civiles. Unos dicen que se trata de una "estrategia de representación política" o de un "estilo político". La gama es amplia y los enfoques, diversos.
Nuestro país ha estado lejos de sufrirlo, pero ha sentido su cercanía. El socialismo de la primera mitad del siglo XX tuvo rasgos populistas, no obstante su discurso marxista (Drake). En 1952 fue elegido Presidente de la República Carlos Ibáñez, apoyado por un movimiento que incluía desde socialistas, comunistas solapados, hasta nacionalistas de derecha, quienes respaldaron a un caudillo que impusiera orden. Entonces, el ambiente era de rechazo a la política partidista, por corrupta, pancista e irresponsable frente al bien común.
Los rasgos populistas más aceptados son: un liderazgo personalista y paternalista o maternal, en nuestra época; una relación directa entre el gobierno y el pueblo, por sobre mediaciones partidistas y un discurso antielitista o antiempresariado, podría ser. ¿Existe alguno de estos atributos en el actual gobierno? Agreguemos que la candidatura presidencial surgió por la popularidad de la actual Mandataria, para lo cual se formó una coalición variopinta, un movimiento desde la DC hasta el PC, que podía contar con electorado asegurado para llegar al Congreso. Lo último fue el programa, cuyo mensaje esencial es igualitarista. ¿Considera suficiente el lector este horizonte como para calificarlo de populista? ¿Quizás algo de "estilo" o de "estrategia"?
¿Qué manifestaciones políticas podrían indicarnos que nos encaminamos hacia el populismo? La más grave de todas es el incremento de la desconfianza en las instituciones representativas de la democracia. ¿Hay evidencia? Es cuestión de atender la sensación ambiente o revisar las encuestas: gobierno, Congreso, partidos, están mal o muy mal evaluados. Sin ir más lejos, el domingo pasado en el "caupolicanazo", cada vez que el animador nombraba a una autoridad política presente, la pifia era generalizada. "Revela un grado de descrédito en la política sin precedentes" (Escalona). Sobre la agenda de probidad, hace poco se dijo: "Las leyes que están saliendo del Congreso son muy débiles", y de no hacer lo correcto, "habrá terreno fértil para liderazgos populistas" (Engel).
La confianza es un activo que los electores depositan en las instituciones de representación y depende necesariamente del desempeño que demuestran los actores o las entidades señaladas en materias que les son propias, máxime en la conducción política y económica. Conductas corruptas, actitudes oportunistas e irresponsables, o mal manejo en áreas sensibles para la población, suelen asociarse mecánicamente a una representación de baja calidad.
A su vez, las aspiraciones intervencionistas en actividades económicas por parte del Estado, controles excesivos en servicios públicos (como la educación, por ejemplo), es la señalética característica del camino hacia el populismo, entre otros.
Se podrá aceptar o rechazar el diagnóstico o decir que faltan elementos, pero recuerdo que en los años 60, en varios foros, había quienes se ufanaban de nuestra democracia, éramos los "suizos" en un vecindario con gobiernos militares. Nada pasaría en Chile, pese a las advertencias. No obstante, esa democracia colapsó. Chávez, en 1998, y Morales, en 2005, surgieron en medio de crisis de confianza en la clase política y en las instituciones democráticas tradicionales.
Ideologismos utilitarios abren la puerta al populismo. Más vale cuidar la democracia. ¿No le parece?