Señor Director:

En su columna de ayer, Axel Kaiser afirma que conseguir el propósito igualitarista implicaría hacer algo inmoral: violar el acuerdo original al que los mismos igualitaristas adhieren, que "consiste en respetar la libertad de disponer de la propiedad de aquellos que la obtuvieron compitiendo en igualdad de condiciones". Es decir, satisfacer el requisito de la igualdad de oportunidades implicaría igualdad de resultados.

Esto no es así. Lo que se pretende con el principio de la igualdad de oportunidades es que quienes tienen habilidades semejantes tengan, si así lo escogen, perspectivas de vida semejantes; es decir, que tales perspectivas no dependan de los recursos materiales de los que se dispone. Si estamos de acuerdo en que haya, por ejemplo, igualdad de oportunidades de educarse igualmente bien, entonces estamos de acuerdo en que esa oportunidad no debería depender del origen socioeconómico de las personas.

Si, partiendo de una situación de igualdad de oportunidades, quien tiene más rechaza que se le impida educar a su hijo en un establecimiento que no todos pueden pagar y que le asegura mejores perspectivas de vida, lo que está haciendo es rechazar el principio de igualdad de oportunidades de educarse igualmente (o semejantemente) bien.

Esto muestra que si se quiere ser consistente, no es correcto usar el principio de igualdad de oportunidades para modelar una situación inicial y luego objetarlo, catalogando de inmoral aquello que es necesario hacer para asegurar su permanencia en el tiempo.

Olof Page
Instituto de Filosofía PUC