¿Cómo se saca a Joseph Blatter de la FIFA?
Mírenlo: pegado, abrazado, adherido y no se suelta con nada.
Está la fórmula de los papeles encendidos o quizás una antorcha en llamas o con algo eléctrico y punzante, porque de otra manera no hay caso y no se despega.
Es hábil, aceitoso y se escabulle, repta, toma aire y se zambulle, para salir metros más allá y esperar lo suficiente bajo un montón de bambúes o de bambús, que también se puede.
Cuando explotó el escándalo de las manos sucias sobre la FIFA, hizo una jugada clásica: renunció, pero con elástico.
Ahora necesita tiempo, unos cinco meses y con eso ordena, lima, encera, incinera y prepara una despedida de relojería que ya tiene fecha: 26 de febrero del 2016, cuando el congreso extraordinario elija al nuevo presidente.
El asunto es llegar y no es fácil.
Los auspiciadores de la FIFA, empresas como Coca Cola, McDonald's o Budweiser, ya pidieron su renuncia.
Le meten presión y Blatter resiste y aguanta, mientras esquiva esquirlas y aristas.
La Comisión Ética de la FIFA castiga a perpetuidad e inhabilita para la vida entera a los directivos que ya fueron descubiertos por la justicia con los pies en la masa y los bolsillos llenos: Chuck Blazer y Jack Warner.
No es prueba de ninguna blancura, pero algo ayuda, confunde y da tiempo, porque eso quiere el viejo pillo: que se quemen los de abajo y llegar hasta febrero. Y que nadie le muerda los talones o le apriete algo más sensible y que el destino no lo alcance. Todo vale y para eso no hay nada como el Balón de Oro.
Y vamos nominando y para eso hay que lanzar nombres y más nombres para el mejor futbolista del 2015. Meterle a la cundidora y de todas las nacionalidades y bien variado y mezclado el lote. La mayoría inconcebibles, pero qué importa.
La FIFA es bruja y la familia del fútbol se hechiza fácilmente y son como niños, porque se les tira una pelotita y hacia allá parten y se entretienen, discuten y la revuelven, por si las nominaciones son justas o a ver quién falta y por qué no está el arquero italiano y si es merecido o no.
Son 59 jugadores bien repartidos por regiones y por el mundo entero, para incluir lo más que se pueda y así se hace bombo, fiesta, marketing y noticia.
En esto la FIFA es dama experta, maestra y dueña de la ponchera.
Después quedan 23 nominados, luego tres y el 12 de enero del 2016 es la ceremonia de gala que se realiza en el Palacio de Congresos de Zurich.
Una gala presidida por ya sabemos quién.
Estará a casi un mes de su partida.
Eso es lo quiere, claro que sí.
Blatter quiere irse de frac y de humita.
A ver si llega, el viejo pillo.