Señor Director:

A raíz del incidente de ChileDeportes, la Presidenta Bachelet convocó en 2006 a una comisión de probidad presidida por Alejandro Ferreiro. Si bien se aprobaron algunas reformas, todas aquellas relacionadas con la transparencia o el financiamiento de la política fueron muriendo entre 2006 y 2009. De haberse aprobado, nada de lo ocurrido este año se habría dado.

Hoy estamos asistiendo impotentes a la misma escandalosa conducta de las jerarquías partidarias. La Presidenta, al anunciar las propuestas de la Comisión Engel, se comprometió públicamente al refichaje por ley del 100% de los militantes de los partidos.

Una necesidad indispensable. Es sabido que existen los "caciques" que, con direcciones y RUT falsos, inscriben militantes de sus circunscripciones para que voten como ellos quieren y nadie pueda ubicarlos. Más indispensable aun cuando los partidos se aprestan a recibir financiamiento del Estado para sus actividades.

Sorprendentemente, en el proyecto de ley enviado hace poco al Congreso se "esfumó" esta crucial exigencia, reemplazándola por la mera obligación de "llevar un registro general actualizado de todos sus afiliados, ordenado por circunscripciones y comunas". Dinero sí, pero con una mera pincelada de transparencia y democracia. Tal pareciera que las cúpulas partidarias todavía no se hacen cargo de los resultados de las encuestas: la confianza en el Congreso sigue cayendo en picada, a 6%, y en los partidos al 3%, y persisten en tratar de tapar el sol con un dedo.

¿Cuál fue la extraña negociación, de espaldas a la ciudadanía, que condujo a esta grave distorsión del espíritu original? Sería útil que el ministro Eyzaguirre, Secretario General de la Presidencia y encargado de conducir estas cupulares negociaciones, les explicara a los ciudadanos el porqué de esta transacción, que sin duda impedirá la renovación de la política que Chile necesita.

Mario Waissbluth
Profesor Universidad de Chile