El mismo equipo que hizo "Chile: imágenes prohibidas" (2013) ahora trae esta serie documental a Chilevisión, "Guerrilleros, la historia tras el fusil", con la historia del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, según quienes lo integraron y prácticamente sin considerar a las víctimas de sus atentados. Sus realizadores dicen que tras esta producción hay dos años de trabajo, entrevistas a más de 100 personas e imágenes nunca vistas.
La emisión del primer capítulo, antenoche, confirma, efectivamente, un enorme trabajo de producción, con escenas reales inéditas y entrevistas a miembros de este grupo que nunca antes habían hablado para la televisión abierta. Se incluye un testimonio inédito de la "Comandante Tamara" (Cecilia Magni), explicando por qué decidió tomar las armas para combatir contra Pinochet. Como ella, hay varios que aparecen por primera vez relatando qué los hizo entregar sus vidas a esta lucha.
Además de la voz de los guerrilleros, está la del actor Néstor Cantillana, que, en off, va relatando los distintos episodios. Hay abundante material visual de archivo -que incluye la preparación militar en Cuba de estos chilenos y su participación en la derrota de Somoza en Nicaragua-, y también recreaciones con figuras en miniatura de varios hechos de violencia de los que no se tiene registro visual. Todos estos recursos dan cuenta de que el propósito del documental es entender las motivaciones de estos hombres y mujeres que creyeron que la lucha armada era el único camino. En esta primera entrega apenas se escuchan las voces de quienes sufrieron sus atentados. Tampoco aparecen aquellos líderes que creían en otras vías para recuperar la democracia.
Es indudable que esta serie -que obtuvo el tercer lugar de la audiencia de la TV abierta con 10,6 puntos promedio- tiene un valor documental, pero debe quedar claro que prima la mirada de los protagonistas de este movimiento. Aquí está la visión de estos hombres y mujeres que dicen que su historia "tiene el color de la sangre" y que no vieron cumplidos ni sus sueños ni sus utopías. Aquí no hay historiadores ni sociólogos ni nadie que intente poner distancia de estas emociones. Fue la opción de los realizadores, al menos en el primer capítulo, y el televidente debe tenerlo claro.