¿Cuál es la razón de peso del Tribunal de Disciplina para archivar el caso de los incidentes protagonizados por hinchas de Rangers y Universidad de Chile el mes pasado en el estadio de Talca? Según el organismo, que el club local cumplió con el cuaderno de cargos exigido por la autoridad regional, es decir, disponer de la cantidad de guardias y medidas de seguridad suficientes para un encuentro de la Copa Chile. Al no haber infracción, precisó el Tribunal, no corresponde sanción.
El dictamen en lo formal es indiscutible, porque se basa en la autorregulación reglamentaria que han establecido los socios de la ANFP. En su fondo, sin embargo, representa una burla a todas las intenciones de generar una política real contra la violencia en los estadios.
La eterna sospecha de que el Tribunal de Disciplina es un organismo cuya eficacia deja mucho que desear, aunque sus integrantes se revistan de títulos y prestigio profesional fuera de las esferas del fútbol, vuelve a escribir un nuevo capítulo negro. Pero esta vez, tratándose de un tema en que la integridad de las personas, el público, la gente ingenua que va al estadio a presenciar un espectáculo deportivo, está en juego, es exigible algo más presentable que una investigación administrativa de corte burocrático y una conclusión francamente vergonzosa.
El Tribunal de Disciplina, lamentablemente, se vuelve a aprovechar de sus limitadas atribuciones para no aplicar un mínimo de sentido común y sancionar a los clubes por las acciones de sus hinchas. Y de nuevo pone en boga si es una entidad válida para asumir con independencia de juicio este tipo de causas.
Las imágenes de aquel 16 de julio fueron evidentes: hinchas protagonizando una riña ordinaria y brutal sobre un techo de una gradería; decenas de espectadores cayendo en avalancha al foso del estadio y salvándose milagrosamente de no morir pisoteados; delincuentes ingresando al campo de juego y golpeando a carabineros ineficientes y claramente sobrepasados; árbitros suspendiendo un encuentro por desórdenes incontrolables; fanáticos pateando a guardias inermes y amenazando a jugadores y cuerpo técnico frente a la tribuna preferencial... ¿Qué más antecedentes para decretar un castigo drástico a los clubes involucrados requiere un grupo de jueces que se encierra entre cuatro paredes a impartir justicia, más preocupados de conservar su estatus que de cumplir la función para la que fueron elegidos?
Aún queda esperanza de que prime el sentido común con la denuncia por infracción a la Ley 19.237 que efectuó Estadio Seguro ante la Gobernación de Talca, "por los graves incumplimientos de Rangers", fundamentada en el informe elaborado por Carabineros. Pero de no fructificar, es posible que ni el club ni todos esos delincuentes individualizados y peligrosos que se pasearon por el estadio talquino esa tarde de julio, reciban sanción alguna por aquellos violentos incidentes. Y a la causa ya archivada cómoda y graciosamente por el Tribunal de la ANFP, se sume la que encarpete la ley ordinaria.