Diego Bassante vino a la Facultad de Comunicaciones de la UC a un seminario sobre cómo reencantar a los votantes. Sin corbata; en su solapa, la insignia azul de su empresa, Facebook. Él, desde Buenos Aires, es el encargado de promocionarla entre los políticos como herramienta útil.
Explicó cómo es que a mí me aparecen ciertas noticias cuando me conecto a la plataforma. Facebook, dijo, sabe lo que me importa.
¿Cómo sabe? Bueno, lleva cuenta de lo que yo consumo.
Y también supone que si una información es apreciada por quienes yo he definido como "amigos", también me interesará a mí.
Además, conoce mis tendencias y que me tientan las imágenes, así es que preferirá dispararme mensajes con fotos.
Y si el mensaje es actual, gana puntos y me llega.
No me muestra todo lo que podrían enviarme.
Bassante explicó que en promedio, según el perfil de cada usuario, Facebook podría mandarle a cada cual unos 1.300 mensajes al día. Pero nuestra capacidad de procesar mensajes sin enloquecer no supera los 300 diarios, a todo reventar. Por lo tanto, Facebook selecciona.
Lo consigue utilizando un programa de computación que filtra las informaciones según cinco criterios: 1) interés en el tema de parte de quien recibe, 2) popularidad del tema entre sus amigos, 3) popularidad del emisor, 4) formato del mensaje, y 5) actualidad.
Así es que, por ejemplo, si Javier, mi nieto -que ya ganó el cargo de tesorero de su curso-, hubiera conocido los criterios de Facebook durante su campaña, podría incluso haber llegado a presidente.
Tendría que haber enviado mensajes punzantes, por ejemplo: "¡No aguanto que nos pongan dos pruebas globales el mismo día!" (Primero y segundo criterios satisfechos; les interesará a todos).
Siempre debería incluir una fotografía, ojalá un retrato suyo incluso sin más texto que un letrero que diga: "No más 2 pruebas globales juntas". (Cuarto criterio, formato apropiado, satisfecho).
Si se ha preocupado de llenarse de "amigos" entre sus compañeros y compañeras de curso, incluso de "ese" pesado, satisfará el tercer criterio (popularidad) y su mensaje llegará a más.
Y, si manda el mensaje justo cuando el curso enfrenta dos pruebas globales simultáneamente, aprobará el último criterio, el mensaje tendrá la máxima actualidad.
Calará; probablemente se llenará de "Me gusta", se compartirá, y Javier será más popular y tendrá más posibilidades de ser presidente.
Además, los compañeros y los profesores comentarán el mensaje y la consigna será debatida, la directora se enterará de lo que se piensa.
Bassante dio indicaciones al político: no envíe declaraciones, sea conversacional, capaz que sea mejor ni decir cosas y más bien preguntar...
Para Javier esto llega demasiado tarde: está en cuarto medio y no podrá candidatearse para presidente 2016, al menos en el colegio.