David Reyes

Las declaraciones del alcalde de La Pintana, Jaime Pavez, acusando que la U no ha manifestado mayor interés por avanzar en el proyecto del estadio en La Pintana, fueron recibidas con sorpresa y molestia por la dirigencia universitaria.

Lo del edil, dicen en la concesionaria, es un nuevo argumento para congelar la idea del estadio que pensaban erigir en el paradero 41 de Santa Rosa, frente a la población El Castillo. "Los estudios viales y de impacto ambiental están saliendo más complicados de lo que pensábamos. Pero hay otro tema: los días sábado se junta un grupo de gente a manifestarse en contra del estadio y cortan los caminos. Así, es difícil pensar en iniciar las obras", le responde una alta fuente de la U a Pavez.

"El último mes se nos empezó a caer La Pintana por estos incidentes, sumados a la violencia en los partidos de la Copa Chile, la demora y el costo de los estudios, que son varios millones de dólares, y la posibilidad de una consulta a la comunidad que sea negativa para nosotros", explican en el club, lo que obligó a repensar el plan original. "No hemos abandonado La Pintana, pero estamos parados", agregan.

La magnitud de la obra que pretenden construir, le permite a la comunidad realizar una "consulta ciudadana", según la Ley 19.300 sobre bases generales del medio ambiente. Y en Azul Azul creen que es muy factible que sea rechazada su iniciativa, y con ello, perderían lo invertido en los estudios. Están conscientes de que hay una fuerte corriente en contra del estadio en el sector, al que se suman miembros de la barra brava de Colo Colo.

Por eso, extrañan una actitud más firme de Pavez en contra de estas marchas. Es más. No son pocos los que evalúan que gastar un dineral en los estudios de impacto ambiental -cuyo costo estiman en al menos cinco millones de dólares- no tiene sentido si después de hacerlos, la comunidad rechazará la iniciativa.

El Estadio Nacional sigue siendo el único lugar en el que los universitarios se sienten acogidos. Pero contrario a lo planteado por el alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat, de buscar un comodato, la opción sería buscar un arriendo de largo plazo.

Es la idea que más atrae por estos días. "Por ahora tenemos un contrato de dos años (ver recuadro) para jugar una vez a la semana en el Nacional, pero se usa cada 15 días, y en el intertanto se puede utilizar en otras cosas. Sería una buena idea tener un contrato por 10 años para jugar de locales en Ñuñoa, pues nos sale la mitad del costo que en el Santa Laura", señalan en el club.

En los próximos dos meses, la dirigencia que encabeza Carlos Heller analizará con lupa la viabilidad de seguir con el plan de llegar al paradero 41 de Santa Rosa. El estadio propio cada vez se aleja más.