Al visitar los paisajes de la injusticia en nuestras ciudades desiguales impacta ver la cantidad de basura en el espacio público. Me disculparán el desagradable tópico, pero es un tema, que como piedra en el camino, me impide seguir conversando del espacio sin haberlo mencionado. Porque mientras en una realidad urbana diseñamos planes de reciclaje, las condiciones en que habitan otros cientos de miles de compatriotas hacen que cualquier invocación a la verde sustentabilidad parezca baladí.
No me refiero a rimeros de residuos domiciliarios que no han sido oportunamente retirados, ni a contenedores desbordantes de bazofia, ni a vertederos ilegales. Hablo de una textura de asquerosa regularidad en donde no es posible mirar a un punto sin contar centenares de desperdicios esparcidos por el espacio público. Se los cuento para que no tengan que ir a verlo: canchas de fútbol, plazas de juegos, cunetas, veredas, canales, paraderos de transporte, cables eléctricos, todo transformado en una ciudad-basural. La catástrofe es tal que no solo resulta pueril pensar que un transeúnte se abstendrá de botar algo al suelo, sino que para muchos resulta natural acudir deliberadamente a vaciar su mugre a ese espacio colectivo.
¿Qué tipo de responsabilidad cívica y de dignidad humana pueden incubarse en esos lugares de desamparo? No puedo imaginar la dificultad de educar a un niño que crece en ese paisaje. Convencerlo de que su posición en él es meramente circunstancial y que forma parte de una sociedad que no lo ve como un despojo, sino que tiene sus esperanzas puestas en su futuro. La primera piedra de la anhelada sustentabilidad debiera apuntalar la fragilidad de ese discurso.
La desigualdad social puede corregirse con acciones concretas en el espacio y una tarea urgente para las autoridades regionales es intervenir drásticamente en esos vertederos habitados con acciones sistemáticas de limpieza. El paisaje demuestra que algunos municipios son incapaces de revertir la inmundicia de sus calles y, quizás también, la de sus instituciones corruptas e inoperantes.