Esta película es un recuerdo y un homenaje a un hecho bélico de hace un siglo: la batalla de Galípoli en la Primera Guerra Mundial, donde las fuerzas turcas-otomanas derrotaron a los ingleses, franceses y también a las jóvenes tropas australianas y neozelandesas, que por primera vez participaban de una gran guerra.
Desembarcaron en la península turca de Galípoli, un 25 de abril de 1915, y en los meses posteriores encontraron la muerte y la derrota.
"Promesa de vida" fue financiada por Australia, Turquía y Nueva Zelanda y se estrenó para las pasadas Navidades en esos países con aires de acontecimiento, tributo y superproducción.
El protagonista de "Promesa de vida" se llama Connor (Russell Crowe) y en ese granjero australiano que busca agua bajo una tierra yerma y seca, se incuba la tragedia del país joven que va a la guerra.
Los tres hijos parten al frente y hacia territorios lejanos.
El padre, pocos años después de la batalla, decide abandonar su granja e iniciar un largo viaje con el fin de encontrar sus cuerpos y darles sepultura.
Russell Crowe, en su debut como director, intuye la fuerza original del material que tiene entre manos.
Es un combate bélico incorporado a la memoria colectiva, los rasgos de identidad patriótica y la cultura emotiva de Australia y Nueva Zelanda, donde alguna vez Peter Weir, en 1981, filmó "Galípoli" con Mel Gibson como protagonista.
Y en el cine de los rivales en la batalla, existe más de una película biográfica sobre Mustafá Kamal Ataturk, el gran general y luego Presidente de la nación turca.
La energía de la historia surge de una derrota histórica y Crowe debe filmar, en consecuencia, la grandeza de esa caída.
Algo que un género desaparecido, el western, lo supo hacer mejor que nadie, porque fue capaz de filmar su propia extinción.
"Promesa de vida", y esto es una advertencia, está atravesada por los motivos y compromisos de la convención del cine.
El relato de amor que reinventa al héroe, con Ayshe (Olga Kurylenko), la mujer que administra un hotel en Estambul.
Su nuevo, último y mejor amigo: el mayor Hassan (Yilmaz Erdogan) que encarna las explicaciones del rival y el valor ajeno.
Junto a la reinvención sentimental y el registro del pasado, está el turismo urbano, rural y gastronómico turco. Y la guinda del guiso son gotas de realismo mágico.
Hay que podar, resistir y despejar numerosos lugares comunes, porque bajo el follaje se mantiene la fuerza original de una película que se funda en la derrota.
En pocas ocasiones brota el fragor y desesperación de la batalla, con el heroísmo anónimo y la tragedia del soldado desconocido.
En esos momentos aparece la pequeña gran historia, que es la única que cuenta.
Esa historia que habla de tres hijos caídos en la arena y la del padre triste y callado que cruza el mundo para encontrarlos.
"The water diviner".
Australia-Turquía-EE.UU., 2014.
Director: Russell Crowe.
Con: Russell Crowe, Olga Kurylenko.
Yilmaz Erdogan.
111 minutos. TE+7.