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Cartas
Sábado 25 de julio de 2015
Realismo sin renuncia
Señor Director:
Un oxímoron es un concepto muy utilizado en la jerga literaria para denominar las figuras que combinan, en una misma estructura sintáctica, dos expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido. Algunos lo definen como una "paradoja comprimida", dado que su significado literal es absurdo, forzando al interlocutor a interpretar lo dicho en un sentido metafórico. Por ejemplo, un "instante eterno" es un instante que, por la intensidad de lo vivido durante su transcurso, hace perder la noción del tiempo. Un oxímoron es un imposible, un milagro, una inversión de las leyes de la naturaleza de incierto significado. De hecho, la palabra oxímoron es, ella misma, un oxímoron, ya que deriva del griego oxys, que significa "agudo", y moron, que significa "romo".
Los contenidos metafóricos detrás del oxímoron son a veces difíciles de interpretar. Un ejemplo de esto es el gran esfuerzo que debemos hacer hoy muchos chilenos que buscamos comprender la frase "realismo sin renuncia". Todos sabemos que, dadas las circunstancias que se están viviendo en nuestro país, cualquier realismo exige renuncia. ¿Qué quiso decir la Presidenta en su discurso?
No soy experta en lingüística y puede ser, además, que me cueste un poco entender las metáforas. Pero hice algo de trabajo y descubrí que el par de conceptos contenidos en muchos oxímoron no son idénticos en cualidad: en general, mientras uno de ellos representa lo concreto, el otro tiene un contenido mucho más abstracto y simbólico. Así, en el ejemplo del "instante eterno", lo concreto es que el escritor describe un momento, un período muy corto. La palabra "eterno", que acompaña en la figura poética, tiene un significado abstracto asociado más a intensidad que a duración.
En "realismo sin renuncia" no queda demasiado claro cuál es el contenido concreto. ¿Lo podemos encontrar en la palabra "realismo" o en la expresión "sin renuncia"? Si la figura literaria utilizada pretendía significar lo primero y el realismo concreto se impone en la política, entonces la renuncia a algunos puntos mayores del programa sería inminente, y el oxímoron solo se referiría a que ese proceso irá adornado de buenas palabras para no enojar a los amigos. Si, en cambio, es la expresión "sin renuncia" la que prima en lo concreto, entonces el discurso sobre la supuesta moderación del gobierno de Bachelet en este tercer tiempo no es más que una cortina de humo.
Entretanto, mientras intentamos comprender los alcances de la nueva metáfora que nos plantea la Presidenta, seguimos sin saber a qué atenernos y cómo reaccionar en este ambiente de incertidumbre y caos.
Francisca Dussaillant