Señor Director:

Las verdaderas causas del no crecimiento y falta de inversión no son las reformas, sino la forma en que estas han sido planteadas o aprobadas.

La primera fue la reforma tributaria. El proyecto mismo enviado por Hacienda y aprobado por la Cámara de Diputados era muy malo y generó alarma que ciertamente afectó la inversión. El Senado trató de arreglarlo, pero el resultado fue una reforma tributaria que es incomprensible y de muy difícil aplicación. Habrá que introducir reformas a la reforma. Pero ni siquiera hay acuerdo en plantearlas y presentarlas.

La segunda reforma fue la educacional, que en vez de atacar la mala calidad de la educación pública, afectó muy gravemente a la educación particular subvencionada, que era la que funcionaba mejor. Sin embargo, había que quitarle los patines para evitar que el enorme deterioro de la educación pública obligara a sus padres a trasladar a los niños masivamente a la educación particular subvencionada. El deterioro continuó y actualmente, después de cincuenta días de paro ilegal de los profesores, se ha llegado a una situación muy grave.

La promesa de la Presidenta fue una educación pública de calidad inclusiva y gratuita. Esta promesa no solo no se ha cumplido, sino que, al revés, la educación pública ha decaído gravemente. Nada se obtiene con la inclusión y la gratuidad, si el resultado significa la desastrosa situación en que se encuentra hoy día gran parte de la educación pública, agravada con un paro ilegal que dura más de cincuenta días. Todo esto demuestra una gestión de gobierno deficiente.

El aumento tributario, cuya aplicación ya se inició este año, se justificaba por el mejoramiento de la calidad de la educación pública, lo que no ha ocurrido.

A esto lo sigue la reforma laboral, que conduce a una huelga indefinida sin derecho a reemplazo con un verdadero monopolio sindical que no lleva a mejorar nuestra situación económica.

Agreguemos a lo anterior el anuncio de una nueva Constitución, el que, excepto la opinión de algunos profesores, ha sido hecho en base a consignas por gente que no tiene la menor idea de aquello que constituye una Constitución y que pretende que sea aprobada por una asamblea constituyente que no se contempla en nuestro régimen jurídico.

Todo lo anterior se suma a una total falta de seguridad que tiene a una parte importante de la población sumida en el miedo dentro de sus propias casas y a La Araucanía totalmente al margen del Estado de Derecho.

Es esto lo que tiene al país paralizado y sin crecimiento ni inversión. Lo que se agrava aún más con el importante aumento del gasto fiscal.

No es el programa, es la ineficiencia de un gobierno que no gobierna. No son las reformas, sino la forma desastrosa en que estas se han planteado o aprobado.

José María Eyzaguirre García de la Huerta