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Cartas
Martes 07 de julio de 2015
Premuras sin razón: Injusticia manifiesta
La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados votará la idea de legislar para introducir el aborto en Chile. Con ello se han pasado a llevar tanto las palabras de la Presidenta del 21 de mayo del año pasado, como la del presidente de la comisión, diputado Juan Luis Castro, que prometían una discusión madura y elevada y sin apuros sobre un aspecto medular, nuestra vida. También se pasó a llevar un acuerdo tomado en la comisión de invitar a una serie de organizaciones y especialistas que hasta la fecha no han sido escuchados. Los firmantes, como entidades de la sociedad civil, expresamos nuestro rechazo a esta forma arbitraria de proceder. Las mayorías de un momento no pueden ser fundamento para cambios radicales en nuestras concepciones sobre la persona, la sociedad y la familia. El aborto no puede ser parte de la lucha política. El país necesita que nos escuchemos seriamente y de ello deben dar particular ejemplo los políticos.
El intento descrito es una muestra de la presión ejercida sobre el Parlamento por parte del Poder Ejecutivo. En la sesión del martes 7 de junio, el mismo diputado Castro ha reconocido que recibió del Gobierno una petición para llevar adelante la votación, señal grave del atropello a la independencia de los poderes del Estado. Por esta razón, diputados de diversos partidos han pedido al presidente de la Cámara que sea censurada su forma de actuar.
No han sido escuchados los que tienen cosas importantes que decir. Incluso, en el afán de ir adelante -diríamos atropelladamente- se realizaron las llamadas sesiones temáticas, que permiten a las comisiones realizar debates más amplios, pero que no son sesiones de comisión y tampoco exigen la presencia de los parlamentarios. Ellas contaron con una casi nula participación de los miembros de la comisión. En dos jornadas, veinte organizaciones fueron "invitadas", pero nunca escuchadas. Todo esto nos demuestra la superficialidad con que en una materia esencial se está procediendo y contribuye a corroborar el desprestigio de nuestras instancias políticas. Nos parece además muy grave la señal antidemocrática de estas formas de actuar. Pareciera que ya está decidido que en Chile habrá ley de aborto, sin tener en cuenta la opinión de una inmensa mayoría de ciudadanos y de grupos sociales organizados.
En los últimos meses hemos visto cómo cientos de miles de personas han expresado su parecer contrario a la legislación que se quiere introducir. La evidencia que recogemos de otras naciones nos señala que el proyecto presentado por la Presidenta Bachelet no es, en realidad, un aborto restringido, como se quiere mostrar, sino que el camino al aborto libre. El discurso de que la preocupación por la mujer es el centro del debate no es real y parece cada vez más demagógico.
Las organizaciones firmantes, integradas por personas de diversas sensibilidades sociales, políticas y religiosas, no aceptamos esta manera de actuar. Apelamos a nuestros políticos y parlamentarios para que en materia tan delicada, en la cual está en juego el bien más precioso de la patria -la vida humana-, sean coherentes con los idearios propios de una nación como Chile. En la Comisión de Salud hay varios de ellos, de los cuales cabría esperar una conducta diversa a la que se quiere imponer. El ideario de sus tiendas políticas se lo señala e impone.
Comprendemos los sufrimientos que pueda significar llevar adelante un embarazo complejo, con peligros para la madre, o fruto de una injusticia, pero creemos que nuestros parlamentarios deben tener la capacidad para darse cuenta de que esas dificultades no se aminoran restando de la vida -a la que todos tenemos derecho- al más inocente, que nada tiene que ver con ellas. La ciencia médica nos ha enseñado mucho acerca de las falacias que se esconden en muchas argumentaciones. Escuchemos sus argumentos, seamos abiertos de mente y corazón para no dejarnos llevar por visiones parciales y no hagamos de esta lucha un campo de batalla donde los grandes derrotados serán los inocentes. Los mismos promotores del aborto han dicho que el aborto es un mal social. Sabemos que las mujeres no quieren abortar y que si llegan a optar por él, siempre es por falta de apoyo, abandono, presión o abuso. Miremos la experiencia evidente de los efectos psicológicos y físicos del aborto en la mujer, en los otros hijos e incluso en los padres de esas criaturas que no llegaron a ver el sol por la cerrazón ideológica de unos pocos. Como escribió Teresa de Calcuta, "el aborto mata la paz del mundo" y podríamos decir la de Chile.
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