Un grupo de mujeres se reúne todos los meses a la hora del té para recordar sus días pasados. Todas nacieron en la década de 1930, lo que quiere decir que bordean o superan los 80. La película las captura desde que celebran los 60 años de su egreso del colegio hasta el aniversario 64, cinco años en los que el grupo, ya pequeño, va sufriendo mermas a cada vuelta del calendario.
El tiempo es el articulador fundamental de esta cinta. Pero no porque organice la dirección y el avance del relato, como es usual, sino porque se trata de un tiempo negativo, un tiempo de descuentos. Sabemos, con solo mirarlas, que estas mujeres están cerca de la muerte, y cada minuto que pasa, cada mes, cada reunión, puede ser la última.
Un poco más inquietante es el hecho de que ellas sepan, con tanta claridad como el espectador, que viven sus días finales. Siempre hay algo perturbador en la conciencia de los ancianos acerca de la proximidad de su finitud, y la cineasta Maite Alberdi ha captado esta dimensión con la agudeza necesaria para convertirla en la base de su película. En los primeros minutos del relato, la referencia a "la oración de Meche Infante", que se ha llevado a Mimí después de que una de las amigas la rezara de manera concentrada, instala esa lucidez con un toque de humor negro. En las reuniones posteriores, una u otra harán notar cómo el grupo se ha ido menguando.
El relato abarca cinco años, pero Alberdi lo estructura sobre cinco estaciones, de un verano a otro verano, indicadas por las hojas de los árboles. Años y estaciones: dos marcas en el tiempo negativo, dos maneras cruzadas de enfatizar su transcurso.
El núcleo de amigas lo integran, en la mayor parte del metraje, cuatro amigas, entre las cuales es notorio el protagonismo de María Teresa Muñoz no solo porque su voz en off introduce la narración, sino también porque es la más vivaz, extrovertida y expansiva. Si todas estas mujeres aceptaron ser filmadas en un espacio privado, que por ese mismo hecho dejó de ser privado, María Teresa Muñoz es la que parece sentirse más a gusto, en confianza y "en familia". En las otras hay dejos de incomodidad, pero no parecen provenir de la invasión de su intimidad -las cosas de las que hablan son las mismas de las que por seguro han hablado desde siempre-, sino más bien de lo sustancial, la conciencia de su ausencia inminente.
La once se presenta a sí misma como un homenaje a las amigas, un amable saludo a la amistad femenina que soporta la inclemencia del tiempo. Pero por debajo de esa textura, lo quiera o no, es una película sobre la muerte, sobre ese venir "tan callando" que es el proceso de desaparición de una persona, su ausencia final y la muerte incluso de sus recuerdos.
La once
Dirección: Maite Alberdi.
Con: María Teresa Muñoz, Ximena Calderón,
Alicia Pérez, Angélica Charpentier,
Gema Droguett, Inés Krisch, Nina Chiccarelli.
70 minutos.