¿Qué quiso dar a entender Alexis Sánchez cuando se quejó por la tibieza del público presente en el estadio El Teniente la noche en que la selección venció a El Salvador? ¿Su crítica revela la expectativa que tienen los jugadores del comportamiento del hincha chileno para esta Copa América? ¿Quiere que sea un espectador incondicional que haga sentir su carácter de dueño de casa? ¿Siente que sus opciones crecen con un apoyo devoto?
Cuando a modo de crítica Alexis infiere que la conducta fría del público en Rancagua pudo haber incidido en el resultado final, le está traspasando una cuota de responsabilidad a quien va al estadio, en una exhortación en la que los límites de la participación del hincha queda abierta al buen criterio y la tolerancia a la frustración no siempre estables del fanático chilensis, que estando la selección de por medio aumenta exponencialmente.
La apelación al involucramiento del espectador que hizo Sánchez tuvo una clara intencionalidad emotiva, pero considerando que proviene del principal referente de la selección no se puede leer con simpleza. Es una declaración valórica, es la mirada de cómo el mejor futbolista chileno del momento les pide una retribución a sus seguidores porque asume -y este es el punto de discusión- que ellos también juegan.
Chile, efectivamente, es uno de los favoritos para ganar la Copa América. Lo dicen las encuestas, sale mencionado en los pronósticos de la prensa especializada, incluso algunos futbolistas extranjeros le otorgan una opción cierta de salir campeón. ¿Cuál es la ventaja diferenciadora de la selección nacional respecto de las demás? Fundamentalmente, la localía. Ser país sede encumbra al equipo de Sampaoli en una nómina de candidatos que con dificultad se igualaría si el torneo se realizara en el extranjero. Es un hecho de la causa, guste o no. Porque futbolísticamente hablando, antes de su debut en la Copa América Chile no es más que Colombia y Uruguay. Y está un par de peldaños más abajo que Brasil, y otros tantos más de Argentina. Que el escenario vaya mutando de aquí a unas semanas conforme se desarrolla el certamen, es otro cuento.
¿Cuánto pueden influir los hinchas en una evolución futbolística positiva? Si el manifiesto de Alexis refleja el sentir del seleccionado chileno, al parecer puede llegar a ser mucho. ¿Lo suficiente como para ser campeones? Si fuera así, estaríamos siendo testigos de un caso excepcional. La historia nos suele golpear muy duro cada vez que las expectativas son superiores. Este es el caso. Y sería un verdadero error tratar de comprometer el apoyo popular a un rendimiento deportivo, sea fallido o exitoso.