El origen del desplome de esta generación maldita de dirigentes sudamericanos -de la que nadie ha dejado alguna vez de sospechar- no pudo ser mejor elegido: la tierra donde tantas veces el órgano madre, la FIFA, ha querido penetrar sin gran éxito pese a que incluso le otorgó la localía de un Mundial, la mayor de sus regalías.
Los mismos personeros, legitimados por la FIFA hace décadas, que amenazaron a los disidentes o a la prensa con el peor de los infiernos y el mayor de los castigos cada vez que eran cuestionados o acusados, y que construyeron un imperio financiero sobre la base de la autarquía y la impunidad, hoy han quedado al borde de la extradición para ser juzgados en el ocaso de sus vidas y con un mote del que nunca más se podrán despojar: corruptos.
Más allá del irresistible morbo por saber los detalles de la detención de estos dirigentes en un hotel cinco estrellas -al más puro estilo de Elliot Ness con Al Capone-, lo más interesante parece ser que los alcances de la investigación del Departamento de Justicia estadounidense podrían extenderse a las administraciones de cada una de las federaciones sudamericanas, desde donde podrían también originarse trenzas de las que ya nadie sabe en qué lugar o cuenta corriente podrían desembocar.
Sergio Jadue se ha apurado en aclarar que el millón y medio de dólares que recibió por concepto de adelanto de la Copa América 2015 fue depositado en 2013 en la cuenta corriente de la Federación chilena e incorporado en el presupuesto de 2014. Pero la maquinaria es más compleja que simples aportes. Todavía quedan dando vueltas otros millonarios montos que la investigación del FBI establece que se pagaron en razón a la firma del convenio con la empresa que adquirió los derechos de transmisión. ¿Jadue estaba al tanto de esas otras imputaciones cuando justificó el millón y medio de dólares? Si lo estaba, ¿por qué no ha aclarado si hay más aportes de la Conmebol por la Copa América? ¿O se trata de platas que fueron pagadas y que aún no han llegado y se perdieron en uno de los tantos "desvíos" a los que hace referencia la investigación?
Jadue debería responder prontamente varias de esas preguntas en aras de la transparencia. Por ejemplo: ¿qué hará si se comprueba que las platas entregadas a la Federación por anticipo de contratos y reparto de beneficios por la Copa América provienen de negociaciones absolutamente irregulares, o más directamente, de sobornos a los dirigentes que se vieron beneficiados por la cesión de derechos de transmisión televisiva? Correspondería devolverla, si es que se trata de platas negras. Salvo que Jadue y los dirigentes chilenos tengan otra interpretación del origen, lo que sería motivo de una preocupación mayor y de un llamado a que alguien con autoridad legal se dé una vuelta por Quilín.