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Cartas
Martes 26 de mayo de 2015
¿Enseñar o no religión? I
Señor Director:
¿Cómo entender la presencia de clases de religión en el currículum de un Estado laico como el nuestro? La Ley General de Educación (LGE) señala que "la educación tiene como finalidad alcanzar (en las personas) su desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico mediante la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas". Desde aquí se podría argumentar que las clases de religión en las escuelas públicas contribuyen con este fin educativo, asumiendo aspectos curriculares no cubiertos por otras asignaturas.
Pero hay otro argumento: fortalecer la realización de la dignidad humana. Ella es el valor ético máximo compartido y sabemos que los valores consensuados por una comunidad plural solo surgen desde los proyectos de felicidad (religiosos o no religiosos) de sus integrantes. La educación pública no puede estar ausente de colaborar en la realización de aquellos desde su particular quehacer.
Si se asume el carácter cultural del hecho religioso, la educación religiosa entraría en el ámbito de los derechos, ya que potencia y completa la acción educadora de la escuela.
Surge, entonces la urgencia sobre la pregunta acerca de cuál es la mejor forma para desarrollarla respondiendo a los desafíos de nuestra sociedad actual.
La clase de religión debe contener dentro de sus logros de aprendizaje la aceptación de la diferencia, la pluriculturalidad, el respeto y reconocimiento de lo diverso y profundizar en relaciones interpersonales plenas en un marco de sentido y búsquedas trascendentes. No sería justo, y acrecentaría las brechas sociales entre educación privada y pública, el facilitar y permitir la existencia de clases de religión solo en la escuela privada y dificultar o eliminar la existencia de esta clase en la escuela pública.
La discusión, por lo tanto, debería considerar cuál es el potencial educativo que posee la clase de religión y cuáles son los mejores modelos pedagógicos para desarrollarla. Llamamos, en consecuencia, a los académicos, especialmente a los vinculados a la formación de profesores, a asumir el desafío de pensar esta asignatura desde una perspectiva educativa humanizadora.
Eugenia Colomer E.;
Loreto Moya M.
Francisco Vargas H.
Profesores Instituto de Ciencias Religiosas
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso