Disney sigue con su campaña de resucitar viejos hits y "reempaquetarlos" para las nuevas generaciones. O para que las viejas generaciones vuelvan a gastarse sus bien ganados pesos. Ya sea adaptando viejas películas animadas a la decolorida usanza actual ("Maléfica", "Cenicienta"), o bien abriendo las posibilidades de nuevas franquicias a partir de otras creaciones del viejo Walt, como ocurrió con la versión fílmica de la famosa atracción de parque "Los piratas del Caribe", y con esta otra adaptación que busca seguir los mismos pasos: "Tomorrowland". Lo que para los turistas siempre ha sido una visión del futuro imaginado desde los años cincuenta, es para Brad Bird ("Los Increíbles", "Misión Imposible: Protocolo Fantasma") una aventura de ciencia-ficción con espíritu de matiné, en la que George Clooney interpreta a un desencantado inventor que debe ayudar a una aguerrida adolescente a salvar el mundo. El valor del espectáculo y la capacidad de asombro como producto (que tanto bien le hizo al imperio Disney) garantiza un muy buen rato frente a la pantalla para quienes gozan de los efectos especiales y la dirección de arte. Sin embargo, la ambición de una historia que nunca cuaja y el vicio por el sermón moralista terminan hundiendo lo que a ratos prometía. Y mucho. Brad Bird, igual te queremos.
"Tomorrowland". EE.UU., 2015. 130 minutos, todo espectador.