Esta película se inicia con tres breves viñetas en la iglesia de Chinon, donde se casan tres de las cuatro hijas del matrimonio Verneuil: la primera, con un árabe; la segunda, con un judío; y la tercera, con un chino.
Los Verneuil son burgueses, católicos, provincianos, gente de buen pasar, con una gran casa y enormes jardines. El marido, Claude (Christian Clavier), ha hecho su fortuna como notario, se declara republicano y gaullista, y no oculta su orgullo de ser francés. La esposa, Marie (Chantal Lauby), lleva la casa, adora a sus hijas y hace lo posible por mantener la armonía en su familia extendida.
A pesar de sus actitudes ligeramente matizadas, Claude y Marie están de acuerdo en una cosa: la esperanza de que su última hija soltera, Laure (Elodie Fontan), se case con un católico como ellos. La sorpresa es que Laure finalmente se compromete con un católico, solo que este es marfileño y negro. El nuevo novio, Charles (Noom Diawara), tampoco está libre de resistencias familiares, porque su padre, André (Pascal N'Zonzi), es un ex militar, burgués y acomodado, que no quiere aceptar que su hijo se case con una extranjera.
Este es el repertorio del humor de esta comedia: primero, las humoradas racistas que papá Claude dirige a sus yernos y las que estos practican entre sí, que en cierta insidiosa manera legitiman las del primero; segundo, la sorpresa del matrimonio Verneuil ante la elección de su hija menor, nueva variante de racismo que lleva al matrimonio a la exasperada pregunta con la que se titula la película; y, por último, el enfrentamiento entre el racismo blanco de Claude y el racismo negro de André, que hace parecer, otra vez de modo insidioso, que ambos se anulan entre sí. En suma: todas las formas de racismo posibles, todas revestidas por alguna necedad que las hace parecer simples bromas.
El mecanismo de Dios mío, ¿qué hemos hecho? consiste en acumular lugares comunes y caricaturas étnicas y compensarlas con otras equivalentes, en un empate amable, libre de culpa y gravedad. Es una manera de ocultar su moral de base, donde se encuentra una oscura observación sobre la integración de otras culturas en el orgulloso tejido francés. ¿Por qué? Porque estos yernos ya son y serán franceses -la cinta ni siquiera se molesta en aclarar si todos son inmigrantes de primera generación o han nacido en suelo francés-, y lo que los hace no franceses no es su decisión de integrarse, sino las culturas de las que provienen. La comedia de las niñas Verneuil es el retrato de una Francia que se siente rota.
Tal como ocurrió en 2011 con Amigos, otra comedia infumable sobre blancos y negros, Dios mío, ¿qué hemos hecho? ha sido uno de los grandes éxitos de taquilla del cine francés. Quizá dos comedias no hagan un síntoma, pero su popularidad sí puede serlo. Y ambas invitan a preguntarse qué es lo que está pasando en la imaginación francesa, no en la de los discursos sobre la tolerancia, sino en la que se cobija en todos sus Verneuil.
Qu'est-ce qu'on a fait au Bon Dieu?
Dirección: Philippe de Chauveron.
Con: Christian Clavier, Chantal Lauby, Elodie Fontan, Noom Diawara, Pascal N'Zonzi, Ary Abittan. 97 minutos.