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Editorial
Lunes 04 de mayo de 2015
Pantallas luminosas en la vía pública
Cabe esperar que se estudien debidamente los proyectos de ley que se han presentado con el fin de regular estos dispositivos que, entre otros, distraen a los conductores...
Las pantallas emisoras de luz, LED, que se ubican junto a las avenidas y caminos chilenos, tienen por objeto captar la atención de los conductores de vehículos y sus acompañantes, para proveerlos de información comercial o publicidad. En la medida en que esos objetos cumplen con su tarea, consiguen por algunos instantes distraer de las condiciones del tránsito a los automovilistas, lo cual implica un mayor riesgo de accidentes. Tan evidentes circunstancias han llamado la atención de varios legisladores que han propuesto legislar sobre el asunto, y en el Ministerio de Transportes han afirmado que van a trabajar sobre este tema en conjunto con el Parlamento.
Un estudio realizado por el Automóvil Club revela que es prácticamente unánime el respaldo entre los automovilistas para que dichas pantallas luminosas sean reguladas, puesto que la inmensa mayoría, cercana al 90 por ciento, admite haber sido distraída por ellas mientras conducía. Tal criterio debiera aplicarse con iguales razones a todos los avisos que se despliegan en la vía pública, pues su objeto es distraer al conductor, aunque se sabe que las distracciones constituyen uno de los factores causales de mayor importancia en la generación de accidentes.
Chile tiene una alta tasa de accidentes del tránsito y un reciente estudio de la OCDE reveló que nuestro país, junto a Rusia, eran las únicas naciones en que en lugar de reducirse el número de fallecidos, aumentaba. Las distracciones al interior del vehículo, con las nuevas tecnologías, van en aumento en todo el mundo, pero de alguna manera los demás países han logrado ir reduciendo la catástrofe que significa la muerte y las lesiones de personas en plena actividad. Las muertes por accidentes del tránsito afectan principalmente a los niños, los jóvenes y los adultos mayores. En Chile, al año, son cerca de 1.500 personas las que perecen por accidentes del tránsito, en tanto los lesionados, algunos con secuelas permanentes, son más de 50 mil.
Pero si bien existen argumentos de seguridad más que suficientes para conseguir la intervención de las autoridades en esta materia, hay otras externalidades negativas que imponen los letreros en los ciudadanos. Desde las dificultades de asegurar las estructuras, especialmente las que están en los techos de los edificios, hasta consideraciones estéticas, pues obstaculizan la visión en ciudades y campos, han sido objetadas y ha habido países que han aceptado esa clase de argumentos. En Grecia, por ejemplo, para los Juegos Olímpicos de 2004 se preparó un plan para retirar los avisos que obstruían la vista de la hermosa arquitectura de la ciudad.
Cabe esperar que las autoridades en Chile tomen cartas en este asunto y estudien debidamente los proyectos de ley que se han presentado, con el fin de que se establezca una apropiada regulación.