<br><br>Una vara muy alta enfrenta la actual nueva versión del musical "El hombre de la Mancha", un pequeño 'clásico' del género nacido en el Off-Broadway en 1965, y que hasta hoy se sigue dando en los escenarios del mundo debido a la rica inspiración de su dramaturgia y partitura.
Que en nuestro medio, además, constituye un hito. Estrenado aquí en 1974, fue el primer montaje profesional chileno de un musical estadounidense (antes solo se hizo "The Fantasticks", pero a nivel amateur ). Con logros tan competentes -incluyendo actuaciones canónicas como la de Alicia Quiroga en Aldonza y Fernando Gallardo insuperable como Sancho Panza-, que esa producción tuvo no menos de cuatro reposiciones hasta 1992. En esos 18 años toda una generación la disfrutó y se la repitió más de una vez.
Aunque sin equiparar la marca para quienes vieron la versión original, la dirección del español Jesús Codina (responsable también de "Cabaret" y "La novicia rebelde") cumple con refrescar una propuesta que luciría hoy bastante desgastada. Es teatro dentro del teatro, que imagina que Miguel de Cervantes, prisionero en Sevilla, organiza una representación improvisada usando a los otros reos como actores, para contar la historia de su invención cuyo manuscrito atesora, la del Quijote.
Lejos de la anterior atmósfera oscura y algo tétrica, aquí hay una puesta en escena de por sí atractiva: es animada y vistosa, llena de movimiento y colorido; que enfatiza los rasgos de espectáculo. Los personajes, bien trazados en líneas generales, se desplazan en una imponente escenografía que permite rápidos cambios de lugar de acción, apoyándose a veces en bonitas imágenes digitales proyectadas. La mecánica interna del relato está resuelta con solvencia y así la entrega fluye sin tropiezos.
Con todo, los factores mismos del montaje a veces no parecen ser los óptimos. Porque es un actor fogueado, Álvaro Gómez despacha con suma eficacia el rol de Cervantes-Don Quijote en la parte actoral; pero aunque es afinado cantando, es obvio que no posee una voz 'educada': no se le puede exigir fuerza ni mayor interpretación en las bellas canciones de su personaje. Por el contrario la mayor parte del elenco proviene del 'bel canto' y su desempeño parece más sólido en sus aspectos vocales que en la definición y riqueza histriónicas (salvo el Sancho Panza de Daniel Farías, de equilibrado cometido).
La formación orquestal, por su parte, suena impecable, pero a ratos su volumen excedido impide escuchar la hermosa letra de las canciones (o tal vez sea un problema de ecualización de la amplificación). Todo lo cual hace que al conjunto le falte un tanto de brillo, matices e intensidad emocional en su continuo expresivo.
Teatro Municipal de Las Condes. Hasta el 3 de mayo.