Esta película se concentra, delimita su radio de acción y prefiere el camino difícil y eso, por cierto, es lo que le otorga nobleza, sinceridad y desgarro.
El sacerdote Fernando Karadima (Luis Gnecco), un párroco poderoso e inteligente, le entrega a la iglesia lo que más busca y necesita: vocaciones. Se trata de gente joven, educada y privilegiada, que entre muchos caminos por delante prefiere sentir un llamado, escuchar la voz y entonces convertirse en sacerdote.
Este cura de sotana y experimentado conoce mejor que nadie las dudas y cavilaciones de la juventud. Ha escuchado confesiones y sabe de la franqueza de la que son capaces los hombres cuando son jóvenes y es capaz de intuir los sueños prohibidos, sentir el latido de la culpa y también las pulsiones eróticas por el cuerpo propio y por el ajeno. Incluso y en ocasiones, por el cuerpo de alguien viejo como él.
Karadima es el astro antiguo que avanza con dominio escénico, vocación de conquista y busca un tipo de joven con más dudas que certezas, y a ese joven, a Thomas Leyton (Pedro Campos), lo elegirá; y para él serán la intimidad, los regalos y la confianza, y todo eso que parece un privilegio no es más que la perversión.
Luis Gnecco domina lentamente a un personaje muy complejo, que al comienzo se le escapa, cuando se reduce a los ritos y tonos de un mundo ABC1 de caricatura, algo que la aparición de su madre (Gloria Münchmeyer) parece subrayar.
A medida que la película avanza, se descubre que nada es tan fácil y la historia resiste cualquier traducción simple. Al contrario, hasta puede ser ininteligible e incomprensible para un Thomas adulto, que es interpretado con convicción y dramatismo por Benjamín Vicuña.
"El bosque de Karadima" se hace más intensa y espesa, porque el religioso domina sus parlamentos y conoce sus límites, pero sabe también ser imprevisible.
Entonces nunca deja de ser el guía espiritual que sostiene a Thomas y así manipula su libre albedrío, y la víctima no logra desprenderse de esa telaraña pegajosa de consejos, rezos, amistad y penitencias.
Y de esa manera lo conduce al matrimonio, bendice a sus hijos y siempre está por los alrededores de la familia, y cuando no hay alternativa, hasta puede pedir caridad y compañía con un sacerdote viejo y mañoso que lo conoce tan bien.
La película ronda por el asunto de la jerarquía, el ocultamiento y la complicidad.
También se acerca a las causas judiciales o eclesiásticas, y las leyendas al finalizar dan el contexto y los nombres reales.
Pero "El bosque de Karadima" de Matías Lira es algo más.
Es una película que busca entender el corazón de los hombres.
El de Thomas, desde luego, pero también el de Karadima.
Una misión ardua e inexacta de resultado incierto.
En un caso es un asunto de juventud, comprensión, cariño y perdón.
En el otro se descubre que ese corazón es oscuro y sucio como el carbón.
Chile, 2014. Director: Matías Lira. Con: Benjamín Vicuña, Luis Gnecco, Ingrid Isensee. 100 minutos. Mayores de 14 años.