Tres partidos, tres derrotas. Nueve goles en contra, ninguno a favor. Una postal de los años 60 o 70, cuando en muchas ocasiones la Copa Libertadores nos vapuleaba por su realidad y crudeza, más allá del inolvidable Colo Colo 73 o Unión Española 75.
Colo Colo se inclinó frente a Independiente Santa Fe (3-0) en el Monumental, Palestino ante Boca Juniors (2-0) y la U sufrió un duro 4-0 con Internacional de Porto Alegre. Por un instante nos remontamos a 1974. Albos e hispanos sacaron cero puntos frente a Rosario Central y Huracán. Lo de esta semana es doloroso, aunque con matices.
El conjunto de Héctor Tapia fue superado tácticamente por los "cardenales". El sistema elegido no resultó. Largo en extremo, con Esteban Paredes aislado en el ataque, la presión de los dirigidos por Gustavo Costas apuntó al corazón popular. Los partió y obligó a Jaime Valdés a largos recorridos. Desacomodados, los zagueros se vieron lentos al cubrir mucho espacio. Los albos recibían casi siempre de espalda y, sin alternativas, debían retroceder. Se extrañó al lesionado Humberto Suazo.
"Chupete" comprende el juego, es solidario, se mueve, y por su técnica es capaz de salir de la presión a un toque por cualquiera de los dos perfiles. En la función de enlace, la que hoy cumple, el equipo lo extrañó. También Valdés y Paredes, porque el nexo que genera el sanantonino no lo tiene Emiliano Vecchio. El argentino es directo, dispone de un buen remate, pero es menos colectivo. La derrota dejó mal parado a Colo Colo, que ahora deberá ir a luchar su clasificación a Belo Horizonte. El formato que falló en Santiago, pero que sirvió en Guadalajara, puede ser relevante. Con ausencias clave (Justo Villar, Vecchio, Jean Beausejour, Suazo), defender con tres centrales y dos marcadores de punta, cerca de los mediocampistas, no es descabellado para soportar el vendaval de Atlético Mineiro. El oficio de los atacantes y el buen manejo debieran dar oxígeno. Cambiar ataque por ataque, sin tomar providencias, asoma suicida.
Universidad de Chile, en cambio, a una fecha de concluir su participación en la Libertadores 2015, quedó eliminada. La boleta de Internacional fue categórica, pero cuesta analizarla. A los 12 minutos estaban dos goles abajo, con un error grosero de Johnny Herrera en el primer tanto. Un golpe feroz. A los 32 iban 3-0, con forados en el centro de la zaga, donde Nilmar reiteró que es un delantero de primer orden y Andrés D'Alessandro un conductor cerebral. Bien Charles Aránguiz, simple y equilibrado.
La U nunca pudo meterse en esta Copa. Bajas individuales sensibles, lesiones, la operación de Martín Lasarte y no reforzar el plantel (lo completó, que es muy distinto) nublaron el panorama. Por sobre la renovación del entrenador, es necesario retocar la plantilla. Un proceso que puede ser duro, porque revisar la continuidad de futbolistas históricos es un trance doloroso. Lo de Palestino es distinto. Mérito enorme llegar a la Copa y eliminar a Nacional de Montevideo en la fase inicial. Quedó fuera el jueves en La Bombonera, pero su pecado fue no vencer a Wanderers. Y poniendo la pelota contra el piso, un club chileno -grande o mediano- siempre será favorito y tendrá una responsabilidad extra ante un cuadro económicamente modesto como los bohemios de Montevideo.
¿La perlita? El del 9 de abril, el sitio de investigación periodística Ciper publicó un reportaje sobre el triple papel de Cristián Varela en su empresa, Chilefilms, el Comité Organizador del Mundial Sub 17 y la comisión de finanzas de la Conmebol, sin olvidar que tenía el cargo de vicepresidente de la ANFP y el CDF (cuyos dueños son los clubes), que contrata los derechos de su compañía. A casi dos semanas, ni el directorio de Quilín ni el Consejo de Presidentes se han pronunciado.
El que calla otorga.