La cámara, en ocasiones, pone en el centro del plano a sus protagonistas: Martín (Lisandro Rodríguez) y Eli (Vanina Montes), una pareja aún joven, pero ya con más de 30 años, que viajan a Villa Gesell, por la costa de la provincia de Buenos Aires, para unos días de vacaciones.
La apuesta de Dominga Sotomayor no está por el centro ni por lo clásico, sino por la periferia y por los costados de la historia, probablemente unos lados ocultos donde crecen las especulaciones, dudas y cavilaciones.
La directora de "Jueves a domingo" (2012) empuja a sus personajes y ahora los saca del centro y los sitúa en las fronteras del plano, casi cayéndose del encuadre y deja fuera una parte del cuerpo o una zona del rostro.
Ahora no hay centralidad ni armonía ni rectángulos áureos, porque la cámara vulnera y rompe los equilibrios. Incluso es provocativa por la composición de los personajes dentro del cuadro, con esas partes de Martín y Eli, donde él puede ser un detalle al borde del plano, y ella es apenas un perfil, casi fuera de la imagen.
Dominga Sotomayor subraya el deterioro y rompimiento con los encuadres, donde en vez de una pareja conectada, lo que único que empieza a existir son los pedazos de dos personas.
Esto tiene un correlato con el nombre propio del protagonista, Martín, y luego el corte y el apócope: Mar, y finalmente la masa de agua gigantesca: mar.
En "Mar" hay una relación amorosa que se está ahogando y haciendo agua. Algo que racionalmente se descubre en otro momento, pero en este viaje están las señales primarias y los instintos básicos del hastío y la rutina que ya se incrustan en la piel.
Los otros personajes son un coro inevitable y secundario, que pueden avivar recuerdos o servir de compañía, pero son finalmente inútiles y lejanos, porque el patrimonio invisible que existe entre Martín y Eli, el cariño o el amor, es como el rayo que aparece, se va y destruye.
"Mar", de Dominga Sotomayor, apenas supera la hora de metraje y es más gimnasia cinematográfica que historia, por el uso dramático de los encuadres, un chileno en Argentina que roza la tipología de Raúl Ruiz y la vocación por el experimento, el riesgo y la prueba.
Y así como se conecta con la academia, los colegas y el estudio, se desconecta del resto del público y se incorpora al género de las películas chilenas invisibles.
"Mar" es para el domicilio interior y el consumo interno, pero no para el chileno de a pie ni para el público que paga por ver.
La paradoja es que la madre del protagonista (Andrea Strenitz), una mujer convencional, es el único personaje comprensible: una cincuentona gastada por el tabaco y el matrimonio, por el hijo y el alcohol. Y todo esto sin necesidad de encuadres rebuscados ni manierismo ni afectación.
Es la vieja enseñanza, para directores y directoras: no hay nada más artístico que una historia sencilla y típica.
Chile-Argentina. 2014. Directora: Dominga Sotomayor. Con: Lisandro Rodríguez, Vanina Montes, Andrea Strenitz. 61 minutos.