Con esta película, ya son diez los libros del escritor Nicholas Sparks llevados a la pantalla grande y su aporte es más bien cuantitativo que cualitativo. Entre "Mensaje en una botella" (1999), pasando por "Diario de una pasión" (2004) y "Querido John" (2010) y "Lo mejor de mí" (2014), entre otras, sus adaptaciones suman US$ 780 millones de recaudación. Negocio redondo basado en un deficitario drama-romance que se repite en su cuerpo de trabajo y que sí, tuvo mejores resultados en la buena-mala película "Diario de una pasión". Pero acá la cosa decae hasta el fondo. Scott Eastwood, hijo de Clint, es Luke Collins, un vaquero que monta toros salvajes, y Britt Robertson es una aspirante a galerista de arte atrapada en Carolina de Norte que se cruza en el camino de este rudo de buen corazón. Edulcorada hasta el riesgo de producir diabetes, la película transcurre en el nivel más básico del cliché y en medio hay otra historia de amor, del pasado, menos caricaturesca y con el nieto del legendario director John Huston, Jack Huston, haciendo un mejor trabajo (con lo poco que le dan) que el hijo de Clint Eastwood. Desde 2009 Scott Eastwood filma con su apellido. Antes, en series y películas de su padre, como "Gran Torino", estaba acreditado como Scott Reeves. Quizás esta era una buena ocasión para cuidar la dignidad del apellido y lo que representa en la historia del cine.
"The longest ride". Drama. EE.UU. 2015. 140 minutos. T.E. +7.