La cultura constituye el núcleo central de la identidad de un país, por lo cual facilitar a los niños su acceso a ella es conectarlos con sus raíces y hacerlos parte de su historia.

Con frecuencia leemos que quisiéramos imitar a Finlandia en su realidad educativa, una empresa difícil, ya que, según datos del diario El País de España, el promedio de libros leídos al año por habitante es de 47, casi uno por semana, lo que está lejos de nuestra realidad.

Los padres deben tener conciencia de que el acceso a la cultura es un proceso continuo y gradual, que no solo es responsabilidad de los colegios. La introducción a la cultura parte con la invitación a los niños al mundo de los libros, de la música, del cine, del teatro, de la danza y otras manifestaciones de la cultura, donde los padres juegan un rol clave.

Para los niños, una salida con sus padres o compañeros a un espectáculo cultural queda archivada en su memoria emocional. ¿Cuántos de nuestros niños conocen el Teatro Municipal? ¿Cuántos han ido a una obra de teatro? ¿Cuántos conocen nuestros museos?

Una visita al Museo de Bellas Artes o al Museo de Arte Contemporáneo (MAC) favorece el contacto de niños y adolescentes con la pintura, la escultura y otras formas de creación artística, además de que el entorno de estos museos es realmente maravilloso y constituye por sí mismo una experiencia educativa.

Es lamentable que oportunidades como la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, auspiciada por la Cámara Chilena del Libro y Municipalidad de Providencia, tengan tan poca asistencia de público, como lo señalaban sus organizadores, quejándose de la poca importancia que padres y colegios dan a este tipo de eventos. Se da la paradoja de una gran oferta cultural con muy poco público. Es posible que los medios, las redes sociales y los colegios no la hayan publicitado lo suficiente, pero los padres y profesores deberían estar atentos y pendientes para aprovechar al máximo las actividades culturales, sacando a los niños de la sala de clases para llevarlos al contacto con libros, autores y todo lo que representa una feria del libro. De esta forma, se va creando el hábito y gusto por lo cultural, que queda impregnado en el inconsciente y pasa a ser una necesidad vital durante toda la vida. Si nos impresiona tanto el modelo educativo de Finlandia, uno de sus pilares es enfrentar al niño desde muy pequeño con la lectura y con actividades culturales fuera del aula.