El protagonista de esta película es un joven canadiense y surfista, Nick, interpretado por Josh Hutcherson, que entre la saga de "Los juegos del hambre" y su personaje de Peeta Mellark, se dio tiempo para actuar en "Escobar", una película de otro género.
El talante de Nick y Peeta, sin embargo, en algo se parecen: son dubitativos, desconcertados y con la necesidad de que alguien los guíe, conduzca y empuje. Y al final del camino, y por el amor a una mujer, son personajes dispuestos al sacrificio y al calvario.
Hay otro dato previo que quizás explica la gestación de esta película.
Benicio del Toro fue el director de "El Yuma", uno de los episodios de "7 días en La Habana" (2012), donde el protagonista fue Josh Hutcherson, justamente, quien encarnó a un despistado turista estadounidense.
En el afiche de "Escobar" aparece un rostro mortecino de Benicio del Toro como el narcotraficante y criminal colombiano, que es la figura que contamina y tiñe una historia de amor entre dos jóvenes: Nick y María (Claudia Traisac), sobrina de "El Patrón", fiel adherente y también mujer ingenua.
La película, entonces, no es una biografía del jefe del Cartel de Medellín, cuyas apariciones son escasas, pero siempre amenazantes. En Pablo Escobar confluyen riqueza y ostentación, religión, extravagancia, familia, vestuario, generosidad, sicarios y crueldad. Todos estos rasgos son las marcas y titulares del personaje y la película con eso se contenta, porque no intenta ir más allá ni con Escobar ni con esa Colombia pobre y angustiada que tanto lo endiosó como lo persiguió.
Sobre ese escenario y bajo ese telón, está la verdadera historia.
Nick es el turista que se enamora perdidamente de María y poco a poco se envuelve, enloda y compromete con eso que intuye, sospecha o bien prefiere no saber.
Esta película es el debut como director del actor italiano Andrea Di Stefano y eso explica que la película confunda el centro con la periferia y viceversa, y padezca un problema de jerarquía.
O bien, se conforma con hacer de Escobar, el personaje, una caricatura monstruosa y enigmática.
Y en ciertos momentos parece una historia para asustar a esos gringos que confunden América Latina con el paraíso perdido.
Queda en pie, pese a todo, la malignidad de Escobar y las variadas formas de la complicidad, por tanto, la corte es numerosa, nutrida y variada.
Sobre este secreto se levanta el poder de Escobar: cómplices por necesidad, pobreza o conveniencia, por miedo, ambición, desesperación o por lo que sea.
Y Nick y María deberán elegir su alternativa.
De la película se desprende una terrible verdad: hay muchas maneras de ser cómplice y cada persona deberá descubrir la versión que más le acomoda.
"Escobar. Paradise lost". España, Francia, Panamá y Bélgica. 2014. Director: Andrea Di Stefano. Con: Josh Hutcherson, Benicio del Toro. 120 minutos. Mayores de 14 años.