Señor Director:
En su columna del día sábado, denominada
"Transantiago 2.0", el representante gremial de las Empresas de Buses del Transantiago, Víctor Barrueto, describe una serie de iniciativas de "corto plazo" que debieran redundar en mejoras del sistema. Entre ellas menciona las vías exclusivas, pistas solo bus, recorridos expresos, más puntos de recarga de la tarjeta Bip!, más zonas pagas, y renovar dos mil buses para que fallen menos.
Pareciera que el señor Barrueto cree que el Transantiago empezó el año pasado. Todas las propuestas que menciona las llevamos escuchando desde hace ocho años; no plantea nada nuevo. Y varias de ellas, si no todas, ya han sido implementadas en alguna medida, y su impacto ha sido irrelevante. La velocidad promedio de los buses se ha reducido en 11% en tres años, y la pérdida anual de demanda es del 3%.
Por otra parte -haciendo un poco de memoria-, es posible definir el desastre original del Transantiago del año 2007 como la versión 1.0. Luego, la estabilización operacional del sistema, alcanzada bajo la gestión de René Cortázar a un costo billonario (recordemos que usó dos veces el 2% constitucional para catástrofes), sería la versión 2.0. Hay que hacer notar que en octubre del 2008 se alcanzó el mejor Transantiago de la historia en términos de tiempos de viaje. Desde ahí, solo se ha deteriorado. La versión 3.0 es atribuible a Pedro Pablo Errázuriz, que estabilizó financieramente el sistema con la ley de subsidio permanente y renegoció los contratos, aunque su efecto haya sido menor al esperado.
La reflexión que debieran hacerse es por qué -pese a todos los cambios e inyecciones billonarias de recursos- los buses del Transantiago siguen deteriorándose.
Louis de Grange C.Doctor en Transportes, UDP