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Editorial
Sábado 28 de febrero de 2015
El decepcionante crecimiento en América Latina
Múltiples factores contribuyeron a la desaceleración de las economías en nuestro vecindario. Una demanda externa más débil y un deterioro en los términos de intercambio son sin duda factores determinantes. Pero también ha quedado en evidencia la incapacidad de los países de la región de conducir procesos de reformas internas...
El crecimiento de América Latina y el Caribe durante el 2014 fue decepcionante. Las más recientes cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI) así lo demuestran. Mientras el producto del planeta aumentó 3,3% durante el último año, la región tuvo un mediocre crecimiento de 1,2%. En perspectiva, el África subsahariana creció 4,4%, y las economías emergentes y en desarrollo de Asia, 6,5%.
Múltiples factores contribuyeron a la desaceleración de las economías en nuestro vecindario. Una demanda externa más débil y un deterioro en los términos de intercambio son sin duda factores determinantes. Pero también ha quedado en evidencia la incapacidad de los países de la región de conducir procesos de reformas internas, particularmente en lo relativo al ordenamiento económico sobre la base de análisis técnicos y diagnósticos precisos. Chile, por cierto, es un ejemplo.
Panorama social
La situación económica de la región es aun más delicada cuando se analiza en el contexto de sus indicadores sociales y laborales. De acuerdo con la OIT, en la actualidad existen cerca de 15 millones de personas desempleadas en zonas urbanas de la región, las que durante el 2104 vieron reducida su posibilidad de conseguir empleo, producto del menor crecimiento. De hecho, se estima que en el año recién pasado se dejaron de generar casi un millón de empleos en las economías de América Latina. Y si bien la tasa de desempleo no parece haber aumentado, lo cierto es que esto se debe a una preocupante reducción en la tasa de participación laboral.
Lo anterior, además, se cree, puede ser un importante factor tras el estancamiento en la reducción de los niveles de pobreza en América Latina. En el 2014, la tasa de pobreza se mantuvo en 28% (167 millones de pobres), similar a la cifra del 2013 y 2012. Por otra parte, desde el 2012 la tasa de indigencia viene mostrando un constante aumento, pasando de 11,3% a 12% (71 millones de indigentes).
Si a lo anterior se agrega que en la región existen cerca de 130 millones de empleos informales, y que en los próximos 10 años será necesario crear 50 millones de empleos solo para compensar el crecimiento demográfico, el menor crecimiento económico es una pésima noticia para la población más necesitada de la región.
Vecinos mal comportados
Tristemente, Argentina y Venezuela se han transformado en los mejores ejemplos del nublado panorama que enfrenta América Latina.
Desde 1999 Venezuela ha sustentado un excéntrico modelo económico basado en sus extraordinarios ingresos provenientes del alto precio del crudo. Sin embargo, el ajuste en dicho mercado ha significado un inmenso golpe para la economía venezolana. Durante 2014 su producto interno cayó en 2,8%, mientras que la inflación se aceleró hasta alcanzar el 64% (la inflación en alimentos superó los tres dígitos). La situación es de alta complejidad, no solo por las violaciones de los derechos humanos que han quedado en evidencia recientemente, sino que también por los desafíos que el escenario significa para una población caracterizada por altos niveles de pobreza (32,1% en el 2013).
Argentina, por su parte, es el mejor ejemplo de cómo malas políticas internas pueden significar grandes costos económicos. El país también mostró una contracción durante el 2014. Solo en el tercer trimestre su producto retrocedió -0,5%. Los desbalances macroeconómicos, combinados con una mínima disposición del gobierno para realizar los ajustes necesarios y un deterioro de las condiciones externas, han sido una mezcla letal para nuestro vecino. Es de esperar que las elecciones de octubre brinden una oportunidad al país para revisar su estrategia de crecimiento económico.
Buenos alumnos
Si bien el menor precio del petróleo puede contribuir a impulsar muchas de las economías de la región, los expertos están de acuerdo en que el impacto será menor. Por eso las proyecciones de crecimiento para el 2015 no permiten vislumbrar un cambio en el nublado escenario. En su más reciente actualización, el FMI estima un crecimiento de 1,3% para América Latina y el Caribe, versus el 3,5% mundial.
Sin embargo, tras el mediocre promedio comienzan a emerger algunos países que rompen la tendencia. Colombia y Perú son dos ejemplos. Con tasas de crecimiento esperadas entre 4 y 5%, dichas naciones parecen haber superado el bache del 2014. En ambos casos las políticas económicas han continuado e incluso perfeccionado nuestro exitoso modelo de desarrollo. Paradójico, toda vez que el Chile de la Nueva Mayoría, uno de los ejemplos de la mediocridad en la región, se muestra obstinado en ir en la dirección contraria.